jueves, 26 de noviembre de 2009

Batalla de Alba de Tormes: Dos versiones para conmemorar un mismo acontecimiento

Corría el año 1809 y finalizaba su mes de noviembre cuando, el día 28, Alba de Tormes sería testigo de excepción del enfrentamiento que, a sus mismas puertas, se produciría entre tropas españolas y francesas.


Para conmemorar el bicentenario de esta acción, que pasaría a la historia con el nombre de Batalla de Alba de Tormes, ofrecemos dos versiones que, aunque distintas en estilo, ambas nos acercan al conocimiento de los hechos que aquí, y en aquella fecha, tuvieron lugar:


  • De un lado, una recopilación de distintas obras y autores1 con algunas aportaciones personales, con la que pretendemos una aproximación a los sucesos tal y como estos se desarrollaron describiéndolos de modo riguroso y objetivo, y tratando de eludir, en todo momento implicaciones emocionales.
  • Del otro, una visión de los mismos hechos mediante el relato de uno de sus protagonistas, Ramón Novoa, participante activo en la batalla, cuyo desarrollo reflejaría años más tarde en un poema cargado de emotividad que sería impreso en Sevilla en el año 1816 y al que hemos podido acceder gracias a la importante labor que en materia de catalogación y conservación de fondos bibliográficos nos ofrece la Biblioteca Nacional de España, donde hemos obtenido una copia.


BATALLA DE ALBA DE TORMES


(28-noviembre-1809)


Tras la victoria de Tamames el 18 de octubre y la toma de la ciudad de Salamanca el 25, el teniente general D. Diego de Cañas y Portocarrero, duque del Parque, al mando de 30.000 hombres del Ejercito de la Izquierda2, intenta cortar las comunicaciones entre Madrid y las tropas francesas comandadas por el general Kellerman y establecidas en distintas ciudades castellanas. En su avance hacia Tordesillas alcanza Alba de Tormes el día 19 de noviembre liberándola de una brigada enemiga que allí se asentaba.

En esa misma fecha el Ejército del Centro es completamente derrotado por los franceses en la batalla de Ocaña, lo que permite a buen número de sus tropas partir de inmediato hacia el norte para reforzar a las del general Kellerman. Ignorante de estos acontecimientos el Ejército de la Izquierda continúa su avance hacia Medina del Campo donde se enfrenta y pone en fuga a las tropas francesas el día 23. Ese mismo día llega la noticia de la derrota de Ocaña y a pesar de la posibilidad de un contraataque francés con fuerzas superiores a las suyas, del Parque permanece en el Carpio (Valladolid) hasta el día 27 en que, acuciado por la cercanía del general Kellerman con su numerosa y reforzada caballería da orden de inmediata retirada hacia Alba de Tormes.


A última hora de la mañana del día 28 de noviembre, tras una agotadora marcha de 50 kilómetros, las tropas españolas, cansadas y sin dormir, alcanzan Alba de Tormes y la posibilidad de interponer entre ellas y sus cercanos perseguidores la natural línea defensiva que ofrece el río Tormes.


El duque del Parque ordena detenerse en sus inmediaciones, sin embargo, en una incomprensible decisión, dispone que solo la 3ª y 5ª divisiones crucen el Tormes y acampen en su margen izquierda. Las otras tres: Vanguardia, 1ª y 2ª, junto con el cuartel general, artillería y bagajes lo hacen en la villa, en la ribera derecha del río, del lado francés, quedando de esta manera el ejército dividido, separado por el río, sin más comunicación que el puente que lo atraviesa.


Consciente de que sus posibilidades de dar alcance al ejército español se esfumarían en el momento en que éste se pusiese al salvo cruzando a la orilla occidental del río, Kellerman intentó retenerle hasta la llegada de sus tropas de a píe iniciando un inesperado ataque con sus 8 regimientos (unos 4.000 jinetes) de la temible caballería imperial francesa. Los gritos de “que vienen los franceses” de los vigías apostados en la cazoleta de la torre de la Armería, el toque a reloj suelto de la iglesia de Santiago, y las llamadas a rebato desde otros campanarios de la villa, sorprendieron a los fatigados soldados españoles que se afanaban en la preparación de sus viandas para la comida. La alarma causó una enorme confusión y el puente quedo prácticamente obstruido por bagajes y hombres que en él se apelotonaban tratando de huir.


La situación resulta crítica. Apenas si hay tiempo para desplegar las 3 divisiones y formar una línea defensiva, la mitad del ejército, separada por el río, no puede ayudar a la otra mitad y aunque algunas tropas, que han conseguido formar en su puesto de combate, rechazan la primera acometida, el general Millet con dos regimientos de dragones se despliega y cae contra el flanco derecho español, que cubierto por varios regimientos de caballería resulta arrollado aplastando en su desordenada huida a sus propios compañeros.


Las sucesivas cargas de la caballería francesa, bajo el mando directo de Kellerman con los húsares y cazadores de Lorcet a la cabeza, causan verdaderos estragos. Cientos de muertos y heridos quedan tendidos sobre el campo de batalla3, otros muchos son hechos prisioneros, y gran número de soldados huyen hacia el puente impidiendo el paso a sus compañeros que, desde el otro lado, se aprestan a cruzarlo para acudir en su ayuda.


Entre tanto, en el ala izquierda, el general Mendizábal4, segundo jefe del ejército, logra organizar la división de Vanguardia y algunos restos de la 2ª formando varios cuadros en la zona de Los Coladeros y la Cuesta Hijosa. Junto a él, los generales Carrera, Losada y Belbedere se conjuran a la resistencia, desoyen el ultimátum francés y allí, de espaldas a río, escudados tras sus bayonetas y el fuego de sus mosquetes, rechazan en tres ocasiones consecutivas el alud de 3.000 jinetes que se les viene encima.


Los franceses, con, importantes perdidas tanto en hombres como en caballos, tienen que mantenerse a distancia en espera de sus tropas de a pie, sin las cuales se sienten incapaces de superar a los aguerridos cuadros españoles.


Tras la puesta del sol comienzan a llegar al campo de batalla las huestes de infantería y artillería francesa encabezadas por la brigada del general Maucune y la posición se hace insostenible. Las únicas opciones son una capitulación incondicional, resistir heroicamente hasta ser completamente masacrados o cargar contra el enemigo en un desesperado intento de romper el cerco y cruzar el río. Amparados por las sombras de la noche y bajo un violentísimo fuego de artillería, los soldados españoles inician la marcha. Sus órdenes son alcanzar el puente a toda costa. Con el ímpetu de su avance consiguen abrirse camino y aunque las pérdidas son considerables, al final, «invictos en medio de la derrota, los regimientos de la división de Vanguardia consiguieron cruzar el río y reunirse con Del Parque» [García Fuertes, Arsenio, Op. Cit. Página 50]


Impacientes por reorganizarse y plantar nueva batalla al enemigo, a la postre, los soldados protagonistas de esta resistencia, resultarían contagiados por la desmoralización general del resto de la tropa y el desasosiego reinante ante el temor de que la caballería francesa pudiera vadear el río, y tras recibir la orden de retirada nocturna se dispersan y huyen, al igual que el resto de los integrantes del Ejercito de la Izquierda, en múltiples direcciones (Ciudad Rodrigo, Tamames, Miranda del Castañar...).


Cuando en enero de 1810 del Parque logró reunir los restos de sus tropas en San Martín de Trevejo, de espaldas a la Sierra de Gata, pudieron contabilizarse únicamente 17.000 soldados de los 27.000 que salieron de Alba.

________________________________________________________________
  1. Modesto Lafuente. Historia General de España, Madrid 1861
    Conde de Toreno, Historia del levantamiento, Guerra y Revolución de España. Paris 1838
    J. Blanco White, El Español, Londres 1812
    José Gómez de Arteche y Moro, Geografía histórico-militar de España y Portugal, Madrid 1859
    Carlos Canales Torres, Breve historia de la guerra de la independencia.

    Arsenio García Fuertes, Un poema épico en la Guerra de la Independencia: Los Cuadros de Alba de Tormes (1), Aurgitorio (1er semestre 2006) editada por la Asociación Cultural Monte Irago.
    http://www.losarapiles.com
    http://www.1808-1814.org
    http://remilitari.com
    http://www.gonzalezcamacho.com
  2. Este ejército, denominado por algunos “Ejercito de Castilla”, estaba formado por 5 divisiones de Infantería con su artillería y escasas fuerzas de caballería. El mariscal de campo (antigua graduación de general de división) Martín de la Carrera ejercía el mando de la división de Vanguardia. La 1ª división estaba a las ordenes del mariscal de campo Javier Losada; el conde de Belbedere mandaba la 2ª, Francisco Ballesteros la 3ª y el marques de Castrofuerte la 5ª. Una 4ª división al mando de Juan José García Velasco había quedado en Astorga y otros 9.000 hombres al mando del conde de Noreña, como reserva, en Galicia.
  3. Se calcula que fueron unas 3.000 las bajas producidas, contabilizando muertos, heridos y prisioneros.
  4. Gabriel de Mendizábal Iraeta (1765 – 1838), Mariscal de Campo del Ejercito Español, en reconocimiento de los meritos contraídos en esta acción, sería ascendido, con fecha 5 de enero de 1810 al grado de Teniente General, y posteriormente, nombrado Conde del Cuadro de Alba de Tormes.


POEMA DE LA BATALLA DE ALBA





Á LOS VALIENTES GUERREROS
DEL EGÉRCITO DE LA IZQUIERDA,
Á SU MAGNANIMO Y SABIO GENERAL
EL ESCELENTISIMO SEÑOR

DON GABRIEL DE MENDIZABAL,

EN LA MEMORABLE ACCION
de Alba de Tormes de 28 de Noviembre de 1809.

DON RAMON NOBOA, TENIENTE
de Infantería Ligera de Monforte.


SEVILLA: IMPRENTA REAL,
1816





El Tormes reclinado
En su lecho eternal jamás oía
Sino cantos de amor y de ternura.
Y á los rugidos del León sañudo,
Cuando en Tamames se cubrió de gloria,
Dicen, que se asustó. También es fama,
Que al tronar de los bronces en Medina,
Cuando allí los guerreros se encontraron,
El Tormes, y sus Ninfas se asustaron.
     Pero nunca temió, ni tembló tanto
Como en su corte de Alba, cuando vido
El estrago cruel que sus cristales
De sangre mancilló. Oyó los truenos
Del bronce asolador: los ayes tristes
Del moribundo malherido Marte,
Y lleno de terror en el momento
Al Betis delicioso se fugara,
Si el hado inexorable le dejara
     Recobró su valor, y deseando
La causa no ignorar de tanta ruina.
Á un congreso juntó los inmortales,
Que le cercan allí. Ninfas, Nereidas,
Driadas, Tritones, Nayades, Napeias…
Todos al viejo padre se acercaron,

[2]
Y su discurso todos escucharon.
     ¿Qué es esto, qué nos pasa en este trance?
¡Auditorio inmortal! ¿Qué novedades,
Qué trastornos hay aquí? ¿Qué Furia Averna
Tanto estrago causo, y tanta sangre
En torno derramó? ¿Qué truenos oigo,
Qué confusión, qué gritos, qué lamentos
Tan nuevos para mí? Jamás Batilo,
Ni Delio así lloró. Esos quejidos
Ni son hijos del amor, ni son fingidos.
Y el Genio bienhechor, que allí preside
Las aguas, y las playas de repente
Enmedio se elevo. Su aspecto grave,
Y pálida la faz. Su frente ornada
De agostado Laurel. La diestra asida
Á una trompa larguísima, y ligera,
Que aplicaba á los labios, y decía
Al inmenso congreso, que le oía.
     Estos que veis dispersos, fugitivos,
Rotos, hambrientos, pálidos, desnudos,
Los Héroes son de nuestra amada Patria.
Los mismos son, que en Villafranca, y en Lugo,
En Vigo, y en Tuy en Compostela, y Payo
En cruda lid al enemigo hollaron,
Y sus temidas Huestes arrollaron.
Los que en Tamames en campal contienda
Batieron su altivez; y allí gemían
Por la Patria vengar, que mal hadada
En torpe mano estaba abandonada

[3]
     Los que en Medina despreciando altivos
El ronco bronce, y el acero agudo
Con su aspecto marcial solo ahuyentaron,
Los vencedores de Marengo y Jena
Y al retirarse ¡oh ¡Cuánta violencia
Les cuesta obedecer! ¡Con qué despecho!
Qué murmurar de su adalid! Qué voces!
Qué execraciones, las que allí se oyeron!
Pero al fin, como siempre, obedecieron
     Yo los vide llegar aquí cubiertos
De polvo, y de sudor, los ví postrados,
Desvelados también, buscar asilo,
Do reposar sus fatigados miembros.
Mas ya suena el tambor, y el ronco parche
Avisa ya que el enemigo llega
Al Pueblo donde están; que sus caballos
Les iban á corta… Los ví admirado
Correr ansiosos á las armas todos
Olvidandose ya de la fatiga,
Del cansancio también, y del sustento:
Ví al soldado salir ledo, y contento
     Que ya truena el cañón, que ya en la altura,
Cruge el acero de Mavorte ayrado.
Y mil mónstruos, y mil aparecieron
Derramando la muerte á todos lados.
Pereció allí la Unión, y perecieron
Sus valientes, que desamparados
De los ginetes, de pavor heridos,
Tus cristales dejaron mancillados.

[4]
     Entre tanto yo ví dos Divisiones
Trepar al cerro do la lid ardía,
Las dos en masa con gentil denuedo
Ansiaban encontrar al enemigo.
La primera ¡oh dolor! Sobrecogida
De los bárbaros, fué sacrificada
Por su Patria y por su Rey. Los esforzados
Hijos de la Nación allí cayeron
Y mil Héroes, y mil allí murieron.
     Vi la orfandad, vi la viudez llorando
Volar á la Galicia presurosa
Á llevar á la Madre, y á la Esposa
Y á la hija infeliz la triste nueva.
Todo allí pereció, sin que el valiente
Libertase el valor, ni astucia alguna.
Cundió la confusión por todas partes,
Y á todos arrostró; sino es á aquellos,
Que á refugiarse en la Banguardia huían:
Pues estos infelices no ignoraban,
Que á la mejor muralla se acogían.
     Y Kallerman lo vió, y vió el estrago
De los suyos, al ir con necio alarde.
La Banguardia arrollar, que en escarmiento
Allí los sepultó de ciento en ciento.
Y furioso gritó: “que los Dragones
Se aproximen aquí,” se aproximaron:
Así les dijo: y todos escucharon.
     “Franceses, ya lo veis; la acción de Ocaña
“Redujo toda España

[5]
“Al yugo de José, solo nos queda
“Este paso por dar. Si aquí vencemos,
“Á toda España luego poseemos.
“El Britano cruel ya no se cura
“Sino de Portugal; esta victoria
“Os colmará de gloria,
“Y acabará también toda la guerra.
“Sevilla, Badajoz, Valencia, y Cádiz
“Serán vuestra mansión; y en paz cumplida
“Allí descansareis toda la vida.
     “En qué os paráis? Marchad: ya derrotaron
“Los Húsares ligeros la derecha;
“Romped esa Banguardia satisfecha
“De haberlos hecho huir, que derrotada
“Cuento yo la batalla por ganada.”
     Fascinados así corren furiosos,
Cual Tigres, á lid. El rudo acero
Blandían con furor, y sacudían
Aquella fiera cresta, aquellas colas,
Aquellos morriones, relucientes,
Que jamas asustaron á valientes.
     ¡Qué infernal confusión! ¡Qué gritería,
Qué estruendoso tropel, qué horrible aspecto
Presentaba la lid! ¡Tres mil Dragones
Contra tres mil infantes fatigados,
Sin comer, sin dormir, sin un caballo,
Sin tener un cañón, sin otro escudo,
Que su propio fusil! Jamas Europa
Ni el Sol vió cosa igual. Decid franceses,

[6]
¿Hubo tal en Eylan? ya lo dijisteis,
Y el Español al Ruso preferisteis.
     ¡Qué tempestad, qué rayos despedía
La Banguardia de si! Jamas el Etna
Tanto fuego eruptó, ni tanta lava.
Al punto mil estragos, y mil muertes
Sucedieron allí. Cubriose el campo
De sacrílega sangre, y mil murieron,
Y los demás atónitos huyeron.
     Y Kallerman tembló, y dijo: “es vana
“Toda mi fuerza aquí: estos soldados
“No temen á los densos Escuadrones;
“Y menos los aceros afilados.
“La astucia vencerá; la noche oscura
“Me ayudará también voy á cercarlos
“Por si logro por fin intimidarlos.”
     La noche se cerró, y los cercaron
É intiman rendición; ya les prometen
Dos mil premios, y más, dos mil horrores,
Si no se rinden ya. Todos cortados
Y sin salida estáis; vosotros solos
Sostenéis esta lid; todos huyeron
Capitulad por fin. Así dijeron
     ¡Oh que trance cruel, y cuan terrible
Era la situación! Todos sabían,
Que por batir al victorioso Parque
Kallerman y Marchand juntos venian.
Savíase también, cuales sus fuerzas,
Y cuan terribles son. La noche oscura

[7]
Aumentaba el horror. Nada se oía,
Sino llorar, gemir á los cuitados,
Que al rededor yacían amagados.
     Pero nada bastó. Los campeones
Con firmeza, y con valor solo esperaban
Del caudillo la voz (á) todos protestan
Ó vencer o morir. El enemigo
Se acerca más y más con osadía
Imputando el silencio á cobardía.
¿Carrera, donde estas? ¿Tu Mendizabal,
Astro brillante del Empireo Hispano
No ves venir allá la gran columna
Con paso perezoso, y reposado?
¿No adviertes, que su fin es engañarte
Por si pueden después precipitarte?
     Mendizabal lo ve, y dice altivo:
Á mi capitular jamás me es dado,
Y solo pelear constantemente:
Al General en Gefe ese recado
Que yo solo respondo de este modo:
“Soldados fuego” y que perezca todo.
     Y la Patria venció y alzó la frente
El orgullo español, allí postrados
Mil franceses, y mil. Ya estas vengada,
Primera división ciento por uno.
La Banguardia arrollé. Gloria á los nombres

______________
(á) En esta crisis cuando reynaba por todo un profundo silencio gritó un soldado cigarros.

[8]
De Cataluña de la fiel Gerona,
Del invicto Barbastro, y la Victoria
Terror y espanto de los enemigos.
Gloria al cuerpo Escolar, gloria á Monforte,
Morrazo, Lemus, Zaragoza, y Muerte.
Al Príncipe también, eterna gloria,
Nombres que vivirán siempre en la Historia.
     Gloria sin fin á tí, caudillo ínclito,
De esta Victoria autor. Gloria á ti solo
Valiente Mendizabal, que seguiste
Hasta el último trance al fiel soldado;
Y tú, y solo tú les has libertado.
¡Con qué gusto, y placer te obedecía
Toda la División! Que se retiren
Al Pueblo á descansar. Dices: y todos
Siguen tu voz; tan solo preguntaron;
¿No hay más franceses ya? ¡Qué! ¿se acabaron?
     Helos en fin en Alba envanecidos
Con su triple laurel: Helos ansiosos
Por volver á la lid; pero la envidia
Su veneno lanzó, y en las tinieblas
Grito la sierpe así: que aquí nos cercan…
Que nos cortan allá… Somos perdidos…
Huid conmigo huid… ¡Ah! Vil canalla,
Monstruos de la Nación! Si en vuestro pecho
No arde el fuego de honor, si es que á la Patria
No queréis defender con vuestra sangre,
¿Porqué se lo impedís al fiel soldado
Del amor de la Patria entusiasmado?

[9]
     Triunfó la envidia al fin, y á los valientes
Logró desbaratar. Todos huyeron,
Y el triunfo más glorioso allí perdieron.
Fué tan grande el pavor, Tormes divino,
Fué tal la confusión, tal el espanto,
Que en breve profanó tu lecho santo.
Dijo el Genio: y voló; dejando ledo
Al congreso inmortal. Todos loaron
La constancia, y el valor de tantos Héroes,
Y al sábio Mendizabal victorearon.
     Y el congreso acabó, solo mandaron
Á las Musas del Tormes en adelante
Que ninguna al amor, ni á Baco cante,
Sino esta gran Victoria,
que coronó de gloria
Al orgullo Español. Á toda Ninfa,
Que habite en estas playas,
Que en los álamos grave y en las hayas
Esta inscripción gloriosa
Digna de la Banguardía valerosa

Nihil in fastis simile.




[10]



miércoles, 25 de noviembre de 2009

Número 4 de Alba de Tormes al día

Parece lógico que distintas revistas albenses, de carácter mensual, hayan procedido, en sus ediciones de noviembre, a realizar un análisis de nuestras pasadas fiestas patronales. Así lo hicieron, en su momento, los nº 3 y 14 de El Trece (como desde aquí hemos podido comprobar) y así lo hace ahora Alba de Tormes al día en su número 4, recientemente distribuido por los domicilios albenses e incorporado desde hoy a nuestra hemeroteca, en cuyas paginas podemos encontrar, además de una entrevista a Jaime Núñez y Conchi Cosme, pregoneros de las fiestas de éste octubre de 2009, un resumen diario de las actividades que durante ellas se desarrollaron, así como otras noticias y artículos de carácter local, comarcal, deportivo y taurino.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

L'Aceña: 35 números a sus espaldas

«¡Otra vez aquí! Con las balas silbando cada vez más cerca a nuestro alrededor. Quizás esta sea una guerra perdida de antemano, quizás sea un sueño dentro de otro sueño, donde quisiéramos ver a todos los que nos rodean llenos de libertad y prosperidad… Para ello hay que luchar, este es el mensaje y el camino que antes otros hollaron y que otros seguirán después. Con aciertos y con errores, pero sin plegarse nunca a los poderes establecidos, porque quien vende su alma al diablo, ya sabe lo que puede esperar a cambio. Confiemos en correr mejor suerte que nuestras centenarias aceñas, aunque si no fuera así, nos quedaríamos igual que ellas junto al Tormes esperando tiempos mejores.
En este número queremos recuperar del olvido la batalla de Alba de Tormes, que en estas fechas cumple su segundo centenario, ya que apenas sabíamos nada de ella ¡ay de los vencidos! Ahora gracias a Gerardo Nieto podemos acercarnos a aquella época y hacerlo poéticamente.
Tampoco queremos dejar en el tintero el décimo aniversario de la muerte de don Wences, ilustre personaje que recibe un merecido homenaje en el libro “La extraordinaria vida del señor Wences” de Jorge San Román Villalón, al cual debemos la cortesía de la publicación de un extracto de su libro.
Miguel Manuel Martín nos lleva hasta Don Gutierre, la figura emblemática que fue semilla de la Casa de Alba; Delfín Pérez sobrevuela con nostalgia sobre nuestras aceñas; Cipriano Recio desgrana como eran las ferias de antaño; Juan Servera entrevista a Pepe Rueda, todo ello, sin dejar de lado otras secciones y artículos que a buen seguro harán pasar un ameno rato de lectura a los que se acerquen hasta este número de L’Aceña.
Agradecemos a nuestros amigos el apoyo prestado en estos tiempos recios, en los que navegamos hasta con los aparejos al revés, especialmente el ánimo de D. Florentino Gutiérrez, cuya carta de felicitación a Cipriano Recio en el día de la entrega del Premio ASCUA publicamos por su interés y su cálido aliento para los que quedamos entregados a la noble tarea de sacar esta humilde revista adelante.
Nuestro sino es seguir hasta donde podamos, incluso más allá en la defensa de la cultura y el patrimonio de nuestras gentes, pero vemos que las dificultades aumentan día a día, sin comprender bien el porqué de tanto despropósito.
Sepan todos los que nos dan por muertos que casi llevamos diez años (¡Sí diez!) al pie del cañón, plantando cara a los negros vientos que soplan históricamente en nuestra querida tierra

No es la primera vez que recurrimos a extractar alguna de las frases con las que, desde sus propias páginas, algunas de las publicaciones albenses de las que nos ocupamos realizan una sinopsis de sus contenidos. Sin embargo, en esta ocasión, la del número 35 de la revista L’Aceña, nos hemos “apropiado” de la totalidad de su editorial al considerarle como el mejor que los comentarios que pudiéramos realizar para definir la filosofía de la revista y presentar los contenidos de ésta edición de otoño que, tras su publicación el pasado mes de octubre, hoy incorporamos a nuestra hemeroteca digital desde donde podrá ser descargada por cuantos en ella o en alguno de sus artículos estén interesados.

martes, 17 de noviembre de 2009

Nueva Web municipal

Ya esta disponible en la red la nueva Web del Ayuntamiento de Alba de Tormes (http://albadetormes.com/ o http://www.albadetormes.es/), Web que interrelacionada con la ya familiar Web turística Villaalbadetormes.com, pretende mejorar la calidad de la gestión de los servidos públicos y acercar la Administración al ciudadano proporcionando un mayor nivel de eficiencia y transparencia en las relaciones entre los albenses y su Ayuntamiento.

Desde Entre el Tormes y Butarque saludamos el nacimiento de esta nueva iniciativa a la que deseamos el total cumplimiento de los objetivos que se plantea.


viernes, 13 de noviembre de 2009

El Trece analiza las fiestas


Aquí tenemos, una vez más y con la puntualidad que le caracteriza, un nuevo número de El Trece. En este caso se trata del 15, correspondiente al mes de noviembre de 1972 dedicado, casi de forma monográfica, a las fiestas de octubre de aquel año, iniciadas, como siempre, el día 14 con la salida de Santa Teresa las religiosas, y las profanas con la lectura del pregón de fiestas, en distintos puntos de Alba de Tormes, y en el balcón de su Ayuntamiento, por el albense Andrés López Salinero, pregonero mayor de España por aquel entonces.
Parece, a tenor de lo manifestado en esta publicación, que aquellas fiestas resultaron del agrado de la mayoría y que se caracterizaron por una masiva afluencia de personas a los diversos actos organizados y por una novedad: la participación festiva a través de las peñas, que este año se inicia con la aparición de la Panda Obrera, que aún perdura, y Los Jarreas, de cuyas rondas nocturnas surgiría la idea, que no tardó en fructificar, de crear una tuna.
Este número se publicó acompañado de una separata en la que, a modo de resumen, la Comisión de Fiestas realizaba un balance sobre el desarrollo de los actos organizados, justificaba errores, rendía cuentas y anunciaba nuevos proyectos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Alba de Tormes en Street View

"Desde luego los tiempos avanzan que es una barbaridad" que diría aquel; y gracias a este "avance" resulta que sin moverme de aquí, de las orillas del lago de Butarque, donde me encuentro, acabo de darme un paseo, eso si, virtual, por Alba de Tormes..., me he acercado hasta la plaza, he cruzado el puente, he subido hasta el castillo, he recorrido sus calles…, y es que Alba de Tormes ya esta incluida en Street Wiew, funcionalidad de Google que proporciona imágenes a nivel de calle.




«Google Street View ("Vista de calle de Google", en inglés) es una característica de Google Maps y de Google Earth que proporciona imágenes casi esféricas a nivel de calle (360 grados horizontal, 290 grados vertical), permitiendo a los usuarios ver partes de las ciudades seleccionadas y sus áreas metropolitanas circundantes. Cuando se lanzó el servicio, el 25 de mayo de 2007, sólo cinco ciudades estadounidenses estaban incluidas. Desde entonces se ha expandido a cientos de ciudades en Australia, Canadá, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Japón, México, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suiza y Taiwán.

Google Street View muestra fotos tomadas desde las cámaras montadas sobre una flota de automóviles y se muestran sobre las imágenes de fondo previamente tomadas desde satélite que componen los mapas de Google. Además, desde el segundo trimestre de 2009, Google utiliza triciclos para recoger imágenes de zonas inaccesibles para vehículos, tales como grandes parques, campus universitarios y centros históricos de las ciudades, cuyas calles son, en su mayor parte, peatonales. Estos triciclos se encuentran fotografiando gran parte de Europa y América del Norte (y ciertos puntos de Asia) desde el presente año 2009.

Se puede navegar a través de estas vistas utilizando los cursores del teclado o usando el ratón. Además, en mayo de 2009 se introdujo una novedad de navegación en la aplicación, basada en los datos proporcionados por la tecnología láser, que permite una navegación más rápida a lo largo del recorrido.» (Fuente: Wikipedia)

viernes, 6 de noviembre de 2009

Estuvo bien mientras duró

No fue larga la andadura de El otro País, y a pesar de la inclusión de nuevas y originales secciones y de las halagüeñas intenciones reflejadas en su editorial, en el que se manifestaba estar ya maquinando la redacción de la edición correspondiente al mes de diciembre, no llegaron a fructificar sus expectativas de continuidad y con este número 4 del que hoy nos ocupamos se completa, en nuestra hemeroteca digital, la totalidad de los ejemplares que componen la colección de esta revista mensual, que con marcado carácter regionalista, variadas temáticas, interesantes artículos, y una pizca de espíritu crítico, vio la luz pública en Alba de Tormes a lo largo de los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre de 1990.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Un barrio en el olvido

Ninguno de los albenses que aquella mañana del 15 de octubre de 1896 salían de sus casas y ataviados con sus mejores galas subían por la calle de San Juan, la de San Pedro, o por la calle Colada para asistir a la Misa de la fiesta de Santa Teresa en la iglesia de la Madres, podían imaginar que antes de transcurrido un año se verían forzados a abandonar definitivamente sus hogares para que, una vez derribados, sirviesen de solar en el que erigir un nuevo templo en Alba.

Todo comenzó aquella mañana y en aquella Misa Mayor a la que asistían, entre otros Prelados, el Nuncio de Su Santidad en España, y en la que el Obispo de Salamanca, Tomás Cámara, pronunció sus ya memorables palabras:

«Santa Teresa nos pide un templo..., ¿se lo negaremos?...»

Tras ellas Alba pareció despertar de su modorra y letargo de siglos. Junto al Obispado salmantino, la Parroquia de la villa, encabezada por su Arcipreste, y más tarde Obispo, D. Juan Antonio Ruano; el
Ayuntamiento presidido por D. Juan Escudero, otras instituciones locales y provinciales; así como profesionales y particulares entusiastas de la idea, se pusieron de inmediato manos a la obra.

El proyecto fue encargado al arquitecto Enrique María Repullés y Vargas con la premisa de conservar la iglesia y el Convento de las Madres y ponerlos en comunicación con el nuevo templo, que debería ser no solo grande «sino suntuoso» y construido «de piedra todo. ¿Qué menos para Santa Teresa?».


La proliferación de casas en los alrededores del convento planteaba la primera dificultad ya recogida por Repullés en sus estudios preliminares.

Resultaba necesario “hacer sitio” a la nueva Basílica para que pudiera quedar unida a la antigua iglesia/convento. En sus inmediaciones se encontraban, de una parte, la iglesia de San Juan, la Plaza Mayor y el Ayuntamiento de la Villa; de otra, el convento e iglesia de los Frailes y la iglesia de San Pedro, y por último, de otro lado, una pintoresca barriada que descendía por la ladera, desde la trasera de las Madres hasta el rio, formada por casas, con sus correspondientes corrales y cercados, en las que habitaban pescadores y modestos trabajadores, y en la que también se asentaba un colegio privado de segunda enseñanza, al parecer de escasa o nula utilidad.

Conocidas las distintas alternativas nadie en Alba dudaba cual sería el lugar elegido, y, efectivamente, tal y como todos pensaban, y a pesar de la enorme oposición de los vecinos a enajenar sus hogares, y a la dificultad que para la cimentación de la obra representaba salvar el desnivel existente, el lugar elegido para levantar la Basílica Teresiana fue el ocupado por una pequeña parte de la huerta de las Madres Carmelitas y por la práctica totalidad del pintoresco barrio de pescadores y gente humilde al que antes aludimos.

Con inusitada rapidez, y para hacer frente al pago de las correspondientes indemnizaciones y justiprecios, el Ayuntamiento de Alba de Tormes suscribió un empréstito por un importe de 50.000 pesetas y procedió a la expropiación forzosa de un total de 41 de estas casas, que conformaban una manzana completa y parte de otras tres.


En la mañana del 16 de octubre de 1897 se inauguraron solemnemente las obras, iniciándose las tareas para la completa explanación del solar y apertura de zangas para los cimientos, y el 1 de mayo de 1898, apenas año y medio después de concebida la idea, se celebró la ceremonia de colocación de la primera piedra.

Finalmente, con la ampliación de la tapia del Monasterio Carmelitano hasta la calle de San Pedro, se perdieron las últimas «casucas» que quedaban en el lateral derecho de esta calle y junto a ellas la ermita de la Cruz, donde se custodiaban los “judíos” y de donde salían los “pasos” de las procesiones de Jueves y Viernes Santos.

Y así, de esta guisa, en las postrimerías del siglo IXX desapareció la totalidad de esta barriada junto con algunas de las calles y plazas que la articulaban:
  • Calle Colada I.- Paralela de la calle de San Pedro (Hoy Padre Cámara), comunicaba la Plaza de Santa Teresa con la calle Caldereros (Después llamada calle de la Marquesa de Squilache y en la actualidad Caídos por la Patria).
  • Calle Colada II.- Discurría entre la calle de San Pedro, justo por encima de la ermita de la Cruz, y la calle de San Juan (Actualmente Sor Mariana de San José) que por entonces llegaba hasta la calle Caldereros.
  • Plazuela de la Pavía, o plazuela de la Parra, situada al finalizar la calle del Horno.
  • Plazuela de la Corralada, formada por la intersección de las calles Colada I y Colada II
Y así, de esta misma guisa, cambio para siempre la fisonomía de Alba de Tormes que, desde entonces, recibe a cuantos a ella se acercan con el saludo de un ambicioso y secular proyecto inacabado.


 Alba de Tormes.
Vista general previa al inicio de las obras de la Basílica Teresiana

Bibliografía:
  • E.M. Repullés y Vargas. El Lábaro. 27 de agosto de 1897
  • La Basílica Teresiana. 15 de noviembre de 1897
  • Proyecto de Basílica a Santa Tersa de Jesús en Alba de Tormes. Memoria descriptiva. La Basílica Teresiana. Publicaciones comprendidas entre los meses de Mayo – Diciembre del año 1900
  • E.M. Repullés y Vargas. La Ilustración Española y Americana. 30 de marzo de 1908
  • La Esfera. 4 de septiembre de 1915
  • José Sánchez Rojas. El Tormes 02 de marzo de 1930
  • Revista “Viajar”. Edición enero 2009