viernes, 31 de diciembre de 2010

Efeméride: Fallecimiento de José Sánchez Rojas

Al conmemorar el 79º aniversario del fallecimiento del escritor José Sánchez Rojas (Alba de Tormes 19-04-1885 ─ Salamanca, 31-12-1931) nos decantamos, como en años anteriores, por reproducir alguno de los artículos con los que se difundió la triste noticia en la prensa de la época. En este caso lo hacemos con la semblanza publicada el 12 de enero de 1932 en el semanario Mundo Gráfico en el que, además, encontramos una interesante fotografía de la capilla ardiente instalada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Alba de Tormes por la que desfilaría, a modo de despedida, la práctica totalidad de los albenses.



«En Salamanca, la ciudad charra, la que tanto ensalzara en sus glosas, la ciudad predilecta y querida del gran escritor, ha muerto, victima de fulminante bronconeumonía, el que fue brillante periodista y excelente amigo, José Sánchez Rojas, cuando con todo entusiasmo fue a preparar una conferencia que tenia que celebrar en Ciudad Rodrigo.
Sánchez Rojas era un bohemio. Raro ejemplo de escritor y artista de antaño, su vida fue una continua sucesión de aventuras y proezas, de amarguras y desengaños.
Pajarillo aventurero, no tuvo la voluntad de aclimatarse nunca a nadie ni a nada, prefiriendo vagar solo por el mundo al amparo único y exclusivo de su sabia pluma, que le proporcionó triunfos, y de su corazón noble y bueno, que le granjeó amistades y cariño.
De precoz y clara inteligencia, muy joven fue licenciado en Derecho en la Universidad salmantina, y, viajero infatigable, logró marchar pensionado al Colegio de San Clemente, en Bolonia, donde amplió sus estudios, regresando, gracias a su voluntad de hierro e inteligencia clara, con la suficiente capacidad para explicar italiano en la cátedra de la Universidad donde formó su inteligencia.
Pero su falta de constancia, su ferviente anhelo de nuevas impresiones y sus ansias de libertad, dieron al traste con todos los triunfos conseguidos, y... otra vez por esos mundos de Dios en busca —siempre al amparo de su pluma y de su corazón de niño—de nuevos horizontes donde triunfar.
Hombre de vastísima cultura, de mérito reconocido en el mundillo literario y periodístico, supo abrirse siempre camino a fuerza de trabajo, salvando escollos y envidias, con tesón inquebrantable, hasta conseguir que sus trabajos: crónicas, glosas, bibliografías, fueran solicitados por infinidad de revistas y diarios españoles y extranjeros, cuyas dotes de prosista claro y profundo, verdadero maestro del buen decir, fueran reconocidos en su justo medio.
Aquí, en esta Casa de Prensa Gráfica, fue un colaborador asiduo y ferviente, donde con verdadero cariño se le trataba, apreciando como se merecía todo el valor de su docta pluma.

• • •

Ha muerto un amigo más. Un amigo entrañable de todos los escritores y periodistas madrileños, entre los que encontró —tal vez por su carácter o sus rarezas— algún gesto esquivo, el cual no merecía por su corazón sencillo y noble.
En pleno triunfo, cuando ya volvía a gozar el placer de los años buenos, premio de toda una vida de trabajo y hasta de privaciones; cuando por arraigado espíritu republicano logró también ver conseguido el triunfo de su más puro ideal; cuando empezaba a gozar el sabor dulce y agradable de la popularidad que abre las puertas del mundo y hace grata la existencia, una traidora enfermedad hizo presa en su ya agotada naturaleza y hace víctima de su furor implacable a un gran escritor, a un amigo bueno y afectuoso de todos los periodistas madrileños.»



lunes, 27 de diciembre de 2010

L'Aceña nº 19


De leyendas de Alba y otros lugares de su entorno nos habla José María Domínguez en su “Paseo por la historia menos conocida” publicado en el número 19 de L’Aceña correspondiente al último trimestre de 2005 del que destacamos la atractiva fotografía del Pozo de San Andrés del convento de las Madres Carmelitas con que ilustra su portada y en el que se incluyen, entre otros, un reportaje sobre la concesión del VIII Premio Ascua en Defensa del Patrimonio y la Cultura a La Marcha Teresiana, las evocaciones de Cipriano Recio, a quien recordamos tras su lectura, una nueva entrega de Nacho Cotobal sobre su documentada "Historia del Pozo de la Nieve de Alba de Tormes",… o el habitual Cuento popular, de especial regusto, con que antaño cerraba contenidos esta revista que mes tras mes enriquece los fondos de nuestra hemeroteca.

martes, 21 de diciembre de 2010

Alba de Tormes al Día nº 14 y 15

               
Entrega doble la que hoy efectuamos al incorporar a nuestra hemeroteca los números 14 y 15 de la revista Alba de Tormes al Día, donde Wences Moreno adquiere un destacado protagonismo en la edición de octubre y, como no podía ser de otra manera, nuestras fiestas patronales en honor de Santa Teresa de Jesús en la de noviembre, en la que se insertan reportajes sobre el desarrollo de los actos más significativos y se presta una especial atención a la visita de la Duquesa de Alba acompañando a su hijo Cayetano, a la sazón pregonero oficial de las de este año.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Cornezuelo nº 5

Interesante y amena resulta la lectura de los artículos de nuestra intrahistoria en los que Fernando Jiménez detalla la azarosa recuperación del «tesoro» parroquial, Julián Moreiro, en faena de aliño, describe nuestro tradicional y festivo Toro de fuego, o Beni Fernández se asoma a sus recuerdos desde esas palmeras de la Plaza Mayor «…envidiosas de las campanas de San Juan, que están más altas y pueden ver el puente»; pero si algo hubiera que destacarse de este número 5 de la revista Cornezuelo que hoy recuperamos sería, sin duda alguna, sus Estampas Retrospectivas en las que descubrimos una copia del contrato de trabajo suscrito, a mediados del pasado siglo, entre el Ayuntamiento y la antigua Banda de Música, encontramos reseñas de prensa sobre nuestras fiestas y la inauguración del Club Curro Caro, o tropezamos con la reproducción de antiguos carteles de toros, tarjetas de aguinaldo y otros vetustos documentos entre los que llama la atención una octavilla del año 1946 con efectos de invitación para la asistencia, entre otros actos, al cambio de nombre de la por entonces calle de Marquesa de Squilache por el de Caídos por la Patria con que ha llegado hasta nuestros días, y que nos da pie a reivindicar desde estas paginas electrónicas la eliminación de nuestro callejero de esta sectaria denominación y la devolución a Alba de Tormes de su histórica Calle de Caldereros.

jueves, 9 de diciembre de 2010

¿Ciudad de Alba de Tormes?

Ya hace algún tiempo que cayó en mis manos una edición digital del decimonónico periódico La Iberia, del que fuera director Práxedes Mateo Sagasta.


De su portada, en la que se puede leer la fecha del jueves 6 de agosto de 1884, me llamó poderosamente la atención la siguiente reseña:

« … …

Firma de S.M.
──────
S.M. la Reina ha firmado ayer en San Sebastian los siguientes decretos:
Marina.
- Ascendiendo a comandantes…

Guerra.
- Concediendo cruces del Mérito Militar....

Gobernación.
- Concediendo honores de jefe de Administración a D. Mateo del Val
- Concediendo titulo de ciudad a los pueblos de Briviesca y Alba de Tormes, y tratamiento de Excelencia a sus Ayuntamientos.
- Modificando ...

… … »

La noticia me resultaba por completo desconocida. Si sabía lo de su Excelentísimo Ayuntamiento pero jamás, hasta aquel momento, había oído que Alba de Tormes contase con el titulo de ciudad. Nunca había leído a ninguno de sus muchos estudiosos que se le hubiese concedido este reconocimiento.... No se,... había algo en esta información que me resultaba extraño.

Trate de profundizar en su contenido interesándome por la identidad de la Reina que firmaba el decreto. No podía tratarse de Isabel II, cuyo reinado finalizó en 1868, por lo que solo quedaba como alternativa la Regencia de Maria Cristina, aunque esta resultaba imposible de todo punto en el año 1884, en el que aún vivía, y reinaba, Alfonso XII.

Por otro lado, al fijarme con más detenimiento, pude comprobar un nuevo anacronismo: el 6 de agosto de 1884 coincidió en miércoles en lugar del jueves que se especificaba en la fecha de la publicación.

La verdad es que no encontraba explicación alguna, por lo que busqué en otras fuentes a través de la burgalesa localidad de Briviesca, unida a Alba de Tormes en la misma noticia, y allí, en la Web Oficial de su Ayuntamiento, localice la siguiente afirmación:

«... el 16 de agosto de 1894, gracias a las gestiones de Eduardo Martínez del Campo, senador real, se le reconoce a Briviesca con el título de ciudad».

Aunque sin mención alguna para Alba, lo cierto es que en la fecha que aquí se citaba se apreciaban mayores visos de verosimilitud. El 16 de agosto de 1894 si que coincidió en jueves, y por entonces ya ocupaba la Regencia de España Maria Cristina de Habsburgo, que la desempeñó entre los años 1885 – 1902 durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII.

De vuelta a La Iberia, y tras realizar una ampliación de la imagen, procedí a analizar con sumo detenimiento la fecha que figuraba en aquella edición y a compararla con la nueva de referencia.


De este análisis bien podía deducirse la falta de un digito antes del 6 que indicaba el día de su publicación, lo que podría validar el 16 de agosto facilitado por el Ayuntamiento de Briviesca. En cuanto al año también pude apreciar una diferencia en el trazo entre el 8 de las centenas y el de las decenas, llegando a la conclusión de que este último, originariamente, podría haber sido un 9 distorsionado por un corrimiento de tinta. Si estas deducciones fuesen acertadas ambas fechas coincidirían, pudiendo ser correcta la del 16 de agosto de 1894 como fecha de firma del decreto.

Llegado a este punto se hacia necesario comprobar la veracidad de esta hipótesis.

Al tratarse de un decreto real tendría que haberse publicado en la Gazeta de Madrid, equivalente en la época al actual Boletín Oficial del Estado, por lo que indagué en ediciones de fechas inmediatas y así en su número 232 de 20 de agosto de 1894 encontré la confirmación que buscaba:

« ……


MINISTERIO DE LA GOBERNACION
──────
REALES DECRETOS

Queriendo dar una prueba de Mi real aprecio á la villa de Bribiesca, provincia de Burgos, por el aumento de su población y desarrollo de su agricultura y comercio;

En nombre de Mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como REINA Regente del Reino,

Vengo en conceder á la expresada villa el titulo de ciudad y á su Ayuntamiento el tratamiento de Excelencia.

Dado en San Sebastián á diez y seis de Agosto de mil ochocientos noventa y cuatro.

MARIA CRISTINA
El Ministro de la Gobernación,
Alberto Aguilera y Velasco

──────

Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio á la villa de Alba de Tormes, provincia de Salamanca, por el aumento de su población, desarrollo de su agricultura y comercio y fomento de su instrucción popular;

En nombre de Mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como REINA Regente del Reino,

Vengo en concederle al Ayuntamiento de la expresada villa el tratamiento de Excelencia.

Dado en San Sebastian á diez y seis de Agosto de mil ochocientos noventa y cuatro.

MARIA CRISTINA
El Ministro de la Gobernación,
Alberto Aguilera y Velasco

──────

MINISTERIO DE ULTRAMAR
…… »



Allí estaba el decreto que venia persiguiendo y, pese a lo esperado, tras su lectura pude comprobar como la errata en una fecha se había convertido en una inexactitud de mayor calado, un grave error en el contenido de la primitiva noticia donde se informaba de la concesión del titulo de ciudad a Alba de Tormes cuando tal reconocimiento nunca llegó a producirse.

Al fin todo parecía aclarado, sin embargo... aún me quedaba una duda:
¿Acaso faltaría por descubrir un último equivoco?

El titulo de ciudad no parecía ser, únicamente, una “graciosa concesión real”, sino que se otorgaba teniendo en consideración determinados merecimientos.
En base a esto ¿Como entender, pues, que de las dos localidades distinguidas obtuviese un menor reconocimiento aquella a la que se atribuían mayores méritos?¿Podría haberse producido alguna omisión en la publicación del decreto? ¿Podría tratarse de una interpretación incompleta en los reales propósitos de reconocimiento hacia Alba de Tormes?

Sea como fuere, lo cierto es que aquella ciudad que se vislumbraba tras la lectura de La Iberia se esfumó con la comprobación realizada en La Gazeta de Madrid, manteniendo desde entonces su rango de milenaria y cuasi universalmente conocida Villa de Alba de Tormes.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Alba sin Basílica


Vista general (Finales siglo XIX)

La imagen fue tomada con anterioridad al inicio de las obras de construcción de la Basílica Teresiana, lo que nos permite visualizar el antiguo barrio que se levantaba sobre los terrenos actualmente ocupados por este secular proyecto. También se aprecia la antigua torre de la iglesia de San Pedro, la ya desaparecida de San Miguel y el igualmente desaparecido edificio de las Escuelas Viejas.