tag:blogger.com,1999:blog-2124372521834770605.post3007496110378628088..comments2024-02-28T17:30:51.916+01:00Comments on Entre el Tormes y Butarque | Alba de Tormes: El Tormes número 16Entre el Tormes y Butarquehttp://www.blogger.com/profile/03609822685686128484noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-2124372521834770605.post-25898765964171369502010-05-19T13:34:58.244+02:002010-05-19T13:34:58.244+02:00Muchas gracias, pecosa, por tus visitas y por las ...Muchas gracias, pecosa, por tus visitas y por las aportaciones que con tus opiniones, siempre enriquecedoras, vienes realizando.<br /><br />En cuanto a tu comentario sobre la consideración que del “magisterio” y de la “educación” se tenia en épocas pasadas, te amplio las ofrecidas por Sánchez Rojas con los que se desprenden de la conversación mantenida por Luis Bello, (también albense, aunque prácticamente sin relación alguna con Alba) con un labrador castellano y publicada en el diario madrileño El Sol en el año 1926 en uno de los artículos cuya compilación daría lugar a su obra “Viaje por las escuelas de España” de la que algún momento nos ocuparemos desde esta página.<br /><br />«…<br />—¿Cómo andan ustedes de escuelas?— le pregunto.<br />—De escuelas, demasiado bien. Ahora, de maestros... ¡Para lo que se merecen! Siempre están quejándose del aire, de la luz, del material, de la casa... ¡Disculpas embusteras! Lo que no quieren es trabajar. El maestro es el enemigo pagado, créame usted. Lo mismo que el médico. Allí en Madrid nos mandan lo que quieren: el desecho, y nosotros nos lo tenemos que tragar. Si a mi me hicieran caso en el pueblo, todo esto se acababa de una vez. Yo les llamaría a capítulo: “o se enmiendan ustedes, o aquí va a haber una gorda.” Y le juro a usted que o cumplían con su obligación, o les hacia pedazos.<br />—Pero, ¿el maestro es malo?<br />—¿Qué se yo? Se pasa la vida leyendo, esperando el correo, comprando periódicos. Los pueblos deberían tener el maestro que ellos quisieran y bien sujetito para bajarle los humos. Si oye usté hablar de esas historias de locales y estrecheces, no haga usté caso. Cuando yo iba a la escuela —y aquí está esta señora que lo sabe— éramos más de ciento cincuenta chicos, y cabíamos en ese mismo local. Pero aquel maestro era muy bueno.<br />—¡Un santo!— dice la señora.<br />—Y cobraba mucho menos. Una miseria. Lo que le queríamos dar. Ahora tienen lo que muchos labradores con dos pares de mulas. ¡Un simple maestro! ¡Y todavía se queja! Y la mitad de los chicos andan por la calle porque no los quiere admitir. ¡Como si a nosotros no nos hubieran enseñado sin tantas andróminas!»Entre el Tormes y Butarquehttps://www.blogger.com/profile/03609822685686128484noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2124372521834770605.post-41842382426480825362010-05-19T09:53:06.420+02:002010-05-19T09:53:06.420+02:00¡Cómo se vivía y cuánto han cambiado las cosas!......¡Cómo se vivía y cuánto han cambiado las cosas!...o ...¿no?; me quedo rumiando el comentario: "No comprendo que se deprima la labor del maestro,que las gentes le burlen, que los padres no le hagan caso, que la sociedad no se esfuerce por elevar el nivel de la misión educadora".<br />Es muy revelador conocer "cosas" del pasado. De verdad que leyendo estas revistas parece que entro en otro mundo, y, sim embargo, lo pienso y en "lo esencial" la sociedad no ha cambiado tanto.pecosanoreply@blogger.com