Continuando el proyecto de recuperación de antiguas publicaciones de Alba de Tormes hoy ponemos a disposición de nuestros visitantes la versión digitalizada del número 0 de la revista “Puerta del Río”.
Esta revista, que vino a recoger el testigo del desaparecido El Trece, salió a la calle, con una periodicidad mensual, entre los meses de junio de 1983 y febrero de 1985, editándose un total de 19 números donde se plasmaron aquellos temas que por entonces resultaban de candente actualidad en Alba, así como un buen número de colaboraciones literarias, históricas, artísticas…
“PUERTA DEL RÍO
Al igual que en la presentación de “El Trece, también es en esta ocasión Jesús María García, alma mater no solo de esta revista sino de buen número de cuantas iniciativas culturales se desarrollaron en la villa, quien nos ofrece una visión global de lo que fue “Puerta del Río”.
Con este objeto, ha sido el propio “Chuchi” quien nos ha proporcionado una copia integra de la reseña que sobre esta revista publicó en su libro “Alba de Tormes. Páginas sueltas de su Historia”, y también el documento fotográfico del momento de su presentación publica.
Fecha del primer número: junio de 1983.
Fecha del último número: enero-febrero de 1985. Periodicidad: mensual y cada dos meses al final.
Imprenta: A offset en la imprenta Varona (Salamanca)
Cuatro de los antiguos redactores de «El Trece» (Julián Moreiro, Ricardo Nieto, Luis Briñón y yo) en un momento de nostalgia en que rememorábmos nuestras antiguas andanzas periodísticas nos vimos impelidos a resucitar una nueva revista, si no aquélla que tantas satisfacciones nos había procurado. Puesto que ninguno de nosotros residía en Alba y nos hubiera resultado imposible hacernos cargo de ella, fue nuestra intención ponerla en marcha y dejarla después en manos de quien considerara útil la idea. Y así dimos a la luz el número 0, a modo de prospecto, en cuyo editorial dejábamos clara nuestra idea:
«Y lo ofrecemos sin más compromiso que el de seguir colaborando en estas páginas mientras se nos necesite, pero a la espera de que algún grupo cultural se haga cargo de ellas, y las dé continuidad: Ayuntamiento, Sociedad de Amigos de Alba, Parroquia, Asociaciones de Padres de Alumnos, etc. O todos juntos. Sin que llegue a ser órgano de propaganda de nadie, sino simplemente la voz del pueblo, que ningún artículo pueda ser vetado, que todos los albenses puedan acceder a él para exponer sus ideas, para aportar sus informaciones o sus estudios sobre la villa, para que nada se pueda hacer a espaldas del pueblo o en secreto».
No fue, sin embargo, ninguna institución ni asociación quien se hiciera cargo de ella al mes siguiente, sino un grupo de jóvenes entusiastas que la soportaron durante dos años.
No tuvo, creo yo, la garra e ímpetu de «El Trece» por varias razones. Sería la primera la época que le tocó vivir. Si «El Trece» se caracterizó por las medias palabras, por el leer entre líneas, por el atrevimiento en tiempo en que el silencio o los plácemes al régimen eran lo habitual, «Puerta del
Río» nació en plena democracia sin el morbo de los ataques velados. En segundo lugar, mi primer artículo sobre los «Mágicos años 60», juego literario de evocadora nostalgia, despertó en nuestros colaboradores el ansia de narrar sus melancólicos recuerdos de infancia, cargándose la revista de artículos de la misma índole. Por último, los que procedíamos de «El Trece», ahogamos la gracia y chispa irresponsable que pudieran haberle dado los más jóvenes. La idea de lo que debía ser la revista chocaba también entre unos y otros. Los más jóvenes pretendían atacar a las instituciones (sobre todo a la corporación municipal) con mano dura, mientras nosotros les conteníamos; pretendían convertir la revista en expresión de sus creaciones artísticas, mientras nosotros nos queríamos acercar más a un periodismo informativo. Estos pequeños roces y el mismo virus de cansancio que atacó a «El Trece» acabaron con la revista al llegar su número 18 de enero-febrero de 1985. Ya estos dos números salieron con retraso de un mes, obligándonos a darle el carácter de bimensual.
No obstante, tuvo aportaciones históricas de interés sobre Carpio, la francesada, los duques ... Se adentró en polémicos asuntos de la villa como el caso de las graveras, los acuartelamientos que pretendían construirse en las inmediaciones de Alba, el Club deportivo Albense y sus cuentas ... Julián Moreiro tuvo el acierto de entrevistar a célebres personajes de nuestra villa como María la Diógenas, Toribio, el Señor Pepe, el espolonero, Tinín, el cura, y otros de grato interés para los albenses. Un acierto fueron también las «Historias d'Alba», dibujos cómicos de Marcelino García, quien supo captar en nota de humor los más relevantes acontecimientos de la villa.”
No tuvo, creo yo, la garra e ímpetu de «El Trece» por varias razones. Sería la primera la época que le tocó vivir. Si «El Trece» se caracterizó por las medias palabras, por el leer entre líneas, por el atrevimiento en tiempo en que el silencio o los plácemes al régimen eran lo habitual, «Puerta del
Río» nació en plena democracia sin el morbo de los ataques velados. En segundo lugar, mi primer artículo sobre los «Mágicos años 60», juego literario de evocadora nostalgia, despertó en nuestros colaboradores el ansia de narrar sus melancólicos recuerdos de infancia, cargándose la revista de artículos de la misma índole. Por último, los que procedíamos de «El Trece», ahogamos la gracia y chispa irresponsable que pudieran haberle dado los más jóvenes. La idea de lo que debía ser la revista chocaba también entre unos y otros. Los más jóvenes pretendían atacar a las instituciones (sobre todo a la corporación municipal) con mano dura, mientras nosotros les conteníamos; pretendían convertir la revista en expresión de sus creaciones artísticas, mientras nosotros nos queríamos acercar más a un periodismo informativo. Estos pequeños roces y el mismo virus de cansancio que atacó a «El Trece» acabaron con la revista al llegar su número 18 de enero-febrero de 1985. Ya estos dos números salieron con retraso de un mes, obligándonos a darle el carácter de bimensual.
No obstante, tuvo aportaciones históricas de interés sobre Carpio, la francesada, los duques ... Se adentró en polémicos asuntos de la villa como el caso de las graveras, los acuartelamientos que pretendían construirse en las inmediaciones de Alba, el Club deportivo Albense y sus cuentas ... Julián Moreiro tuvo el acierto de entrevistar a célebres personajes de nuestra villa como María la Diógenas, Toribio, el Señor Pepe, el espolonero, Tinín, el cura, y otros de grato interés para los albenses. Un acierto fueron también las «Historias d'Alba», dibujos cómicos de Marcelino García, quien supo captar en nota de humor los más relevantes acontecimientos de la villa.”