jueves, 31 de julio de 2025
Alba en “Páginas Escolares”
martes, 15 de abril de 2025
La espada del imperio español
sábado, 15 de febrero de 2025
El castillo de Alba de Tormes, por Leopoldo Torres Balbás
EL CASTILLO DE ALBA DE TORMES (SALAMANCA)
Domina a Alba de Tormes un alto torreón Cilíndrico abandonado, único resto del palacio-fortaleza de los duques de Alba, mansión magnífica desaparecida al igual de tantas otras durante el siglo XIX. Álzase hoy el torreón en un vasto solar yermo, sin vegetación alguna, en el cual yacen enterrados los escombros del palacio, entre montones de cascajo, trozos de azulejos toledanos, algún cimiento y el brocal del pozo que había en medio del patio. Antes hubo aquí suntuosas construcciones y espléndidos jardines.
La vista desde el altozano es bellísima. Divísase al pie el ancho y sinuoso curso del Tormes y las dehesas de fresca hierba que bordean sus orillas; en el fondo, cierran el horizonte por el Sur y el Poniente las sierras nevadas de Gredos, Ávila y la Peña de Francia. Al pie del palacio, a mediodía, hubo un paseo llamado del Terrero, desde el cual contemplábase este suave paisaje salmantino.
«Me parece –dice Ponz– que tenían buen gusto los antiguos señores de este territorio de vivir en la referida habitación; porque, ciertamente, es muy apreciable, atendiendo al sitio elevado que domina la vega por donde corre el inmediato Tormes hacia Salamanca. Es también prueba del gusto que tuvieron en las Artes por lo que aquí hicieron, y en el célebre sitio de la Abadía, cerca de Baños, no muy distante de éste.»
El agrietado torreón cilíndrico «sobresalía del palacio hacia Oriente; es redondo, pero hubo necesidad, para fortalecerle, de adherirle recios espolones, y además se le arrima una escalera del siglo XVI, hoy destrozada. Su diámetro interior es de 11 metros; constaba de un piso bajo de gran altura, con techo de madera que no existe; otro encima que era la sala de la armería, con su cúpula, y toda ella pintada al fresco; y más arriba otros dos pisos, hoya la intemperie, de los que el último formaba cuerpo reentrante por adelgazar mucho las paredes. Su construcción parece del siglo XV, de mampostería, con grandes cornisas de modillones y un arco apuntado en lo bajo» (1). Hoy es albergue de centenares de palomas.
«En el fuero de la villa (1140) se nombra al alcázar, aludiendo al señorío de aquélla, que era de potestad real, y en 1215 se concedieron a la catedral de Salamanca «las aceñas del palacio, cerca del castillo que se llama alcázar» (Dorado, página 159). Alfonso X lo dio a su tercer hijo, D. Pedro; a principios del siglo XIV pertenecía al Infante de la Cerda; pero Fernando IV se cobró en 1312 la villa, después de haberla cercado y batido con ingenios, lo que prueba que ya tenía murallas, si no es que se refiere tan sólo al alcázar. Bajo Enrique II pasó a los Infantes de Portugal, como dote de D.ª Constanza, hija de ese Rey; luego a los Infantes de Aragón, hasta que al confiscarles los bienes en 1429, tocó a D. Gutierre Gómez de Toledo, obispo de Palencia, y más adelante arzobispo de Sevilla y Toledo» (2).
El año 1445, el arzobispo D. Gutierre Gómez de Toledo otorga público instrumento en 17 de julio, en el que habla del hospital que había «fundado cerca del castillo nuevo que había mandado fazer en la villa de Alba». En ese año pasó este, por testamento del citado arzobispo, a poder de su sobrino D. Fernando Álvarez de Toledo, primer conde de Alba, y desde entonces siguió en poder de esta casa, ducal poco más tarde por merced de Enrique IV. En 1486 recibe D. García Álvarez de Toledo en el palacio al Rey Católico; en él habita más tarde D. Fernando de Toledo, el Gran Duque, generalísimo de Carlos V y brazo derecho de Felipe II. Calderón de la Barca, desterrado en esta villa a la caída del Conde Duque, hospedóse en el palacio a mediados del siglo XVII, escribiendo en él varias comedias. A fines del XVIII lo describe D. Antonio Ponz en su Viaje de España, encontrándolo íntegro. En 1813, al marcharse los franceses pegan fuego al castillo. Quedó desde entonces desmantelado; conservábanse aún importantes restos en la primera mitad del siglo XIX, cuando los dibujaron Pérez Villamil (3) y Carderera (4); algo más tarde, en 1867, en el mapa de Coello pudo trazarse aún parte de su planta y los seis cubos que lo circuían. Al visitarlo por los mismos años Quadrado, la destrucción estaba mucho más avanzada. Hoy ya hemos dicho lo que queda; restos insignificantes de un palacio magnífico, solar de una de las más ilustres casas españolas. «Fragmentos y despojos de tan magnífico palacio han pasado a decorar algunas casas de la villa y, sobre todo, un jardín, llamado el Casino; pero todo lo más precioso ha desaparecido, cual los bustos hechos en bronce por León Leoni (Vasari, Ponz) entre 1554 y 1556, representando al Gran Duque, a Carlos V y a Felipe II; el de Mauricio de Sajonia, en mármol, y otros dos del Duque, uno de ellos dedicado, por un Lungelinus desconocido, en 1571.En un portal de la plaza se hallan varias de las columnas bajas del patio, con breves pedestales y graciosos capiteles itálicos de la primera mitad del siglo XVI; a sus arcos corresponderán, quizás, las ricas dovelas dispersas por el Casino, llenas de tallas en piedra franca, finamente labradas, y de su crestería serán los trozos góticos, de un metro de alto, que allá mismo se conservan. La portada habrá dejado quizás despojos en varias pilastras semicorintias, llenas de adornos platerescos de lo más primitivo, dos salvajes con escudo y maza entre follaje gótico, dos parejas de ángeles volando, de estilo flamenco, que tienen el escudo de armas de los Duques, un pináculo, de estilo flamenco, que tienen el escudo de armas de los Duques, un pináculo y otros fragmentos, todo ello en el Casino.
De la espaciosa galería que se alzaba al sur del palacio, y que reproduce el dibujo de Villamil, quedan en el Casino algunas basas, fustes y capiteles corintios de unas seis columnas, parte de las arquivoltas adornadas con florones, y cinco de sus enjutas con bustos dentro de círculos por ambas caras, todo ello labrado en mármol blanco de Carrara. Los capiteles son de óptimo cincel, y las medallas, cuyo diámetro es de 0,58 metros, revelan también un artista diestro y representan cabezas de emperadores romanos puestas de perfil. Acaso pudo ser esto el encargo que el Duque de Alba tenía hecho a Gian Giacomo della Porta y a Nicolás de Corte, hacia el año 1536 (Justi). Es bueno e italiano también un fragmento de pasamanos en mármol, con adornos, parte de balaustre y remate en forma de leoncillo, teniendo el escudo de los Toledo» (5).
«¡Qué poco se hace ahora de esto, y quán poco nos cuidamos de dexar tan dignas memorias a los venideros! –exclama Ponz–. Si es humildad, no le tiene ninguna cuenta al exercicio de las nobles Artes.»
Uníanse las murallas del palacio con las de la villa que bajaban hacia el río y de las cuales tan sólo queda un torreón cercano al Tormes. Ha desaparecido por completo la antigua parroquia de San Andrés y Santa María, cuyos restos alcanzó a ver Quadrado. Uníase al palacio por un arco, paso de los duques para el templo.
Desde el menguado resto del magnífico palacio ducal contémplase en bajo un caserón modesto, casi desnudo de galas arquitectónicas. En él entregó su alma a Dios, el día 4 de octubre de 1582, una mujer de espíritu ardiente y batallador, gloria de las más altas de Castilla: la Madre Teresa de Jesús.
«Al lado del mediodía de la villa está situado el castillo y palacio del excelentísimo duque de Alba, incluida la habitación dentro del mismo castillo, y pocos se mantienen tan bien conservados, atendiendo a su antigüedad. En el patio principal hay galería alta y baxa, con catorce arcos en cada una, y columnas caprichosas en la alta, figurando como cuerdas retorcidas, entre istrias espirales desde la base al capitel. Las columnas de la galería baxa son regulares, pero con capiteles también caprichosos; a este modo es el trepado de la coronación, el antepecho, los arcos de la escalera, el pasamano hasta la galería alta, etc. La portada del palacio tiene también infinitas de estas labores, con similitud a las de la portada principal de la Universidad de Salamanca, de la qual di noticia a usted.
Se entra en una pequeña galería, correspondiente a un balcón de dicha portada, y se ve adornada con pinturas de animalillos; medallas y lo demás que llaman de grotesco; desde esta pieza hay comunicación a otra redonda, en el hueco de una de las torres de la portada, especie de gabinete o tocador, toda pintada a fresco como la antecedente y del mismo género de ornatos, con su cupulilla dorada. El autor de estas obras parece que fue un Thomas de Florencia, según un letrero que hay en la pieza anterior, y dice: Ilustrissimæ Mariæ, Ferdinandi Ducis, conjugi cariss, et Comitis. Albæ listicæ filiæ felicissimæ. Thomas Florintinus hos labores C. et D. No tengo presente si se llamó Thomas alguno de los hijos de Bergamasco, Fabricio y Graneli, que pintaron las bóvedas de la sacristía y capítulos del Escorial, conforme a las quales pinturas son éstas que he referido a usted.
Hay porción de quadros repartidos en las piezas de este palacio, que están bastante deteriorados: son de estilo flamenco, y juzgo que de Martín de Vos o de su escuela. Parecen invenciones para pintar por ellas alguna bóveda; el mayor representa un congreso de los dioses, y en los otros variedad de figuras y adornos. Del mismo estilo son otra porción de quadros de la historia de Moysés, y doce que en figuras alegóricas expresan los meses del año. Las techumbres de algunas de estas piezas merecen observarse por sus labores.
También es cosa digna de verse de armería, así por sus armas y armaduras, como por las pinturas que adornan las paredes, executadas por los mencionados Fabricio y Graneli. Se representan tres batallas, en que fué general y vencedor el gran duque de Alba D. Fernando Alvarez de Toledo: una de ellas es en la que quedó prisionero el duque Mauricio de Saxonia, de quien se guarda allí mismo un busto de mármol.
Se sale a una espaciosa galería al mediodía de este palacio, adornada de seis columnas de mármol y medallas con cabezas de la misma materia en las enjutas. Dentro la galería se ven algunos bustos de bronce sobre pedestales, y se lee debaxo del primero: Fer. Dux Albæ. En el segundo: Phi. Rex Angliæ, etc. El tercero: Imp. Caes. Car. V. Aug. En otro se lee: Ferdin. Albæ Dux; y más abaxo, Lungelinus optimo Duci 1571. Este Lungelino probablemente sería el artífice del busto, que es excelente, como los otros referidos, o tal vez alguna otra persona que lo mandaría hacer para obsequiar al duque. También hay allí otro busto de mármol de dicho señor.»
Descripciones y dibujos muestran una obra del segundo tercio del siglo XVI (8).
viernes, 1 de noviembre de 2024
La tumba de Manterola
«[…]Esta mañana la he visitado.El camposanto de este pueblo engaña.Por fuera es tan alegre como triste por dentro. Sus muros son blanquísimos; tan blancos por fuera como moralmente negros por dentro. No diré que esté bien dorada la píldora; pero lo que es plateada lo está a conciencia. Como si con nieve traída de la sierra de Piedrahita hubiesen levantado los lienzos exteriores de sus tapias, el cementerio parece a gran distancia una paloma posada en el lomo de un cerro cuyas peladas rocas están separadas por pequeñas praderas que simulan pedazos de aterciopelada alfombra.Una muchacha a quien sus compañeros de vecindad la han contagiado el mutismo, abre sin pronunciar palabra la añosa puerta pintarrajeada de rojo cuyos oxidados goznes prorrumpen en estridentes alaridos de desesperada agonía. Algunas gallinas, únicos seres vivientes que pisan para escarbarla la tierra de la ciudad de los muertos, corren asustadas y cacarean en su revuelo protestando con indignación contra mi presencia que ha turbado el silencio que las rodeaba y la paz de su festín.Son las doce del mediodía. El sol cae de plano calentando por igual a ricos y pobres en aquel democrático reino de la muerte. Las campanas de las iglesias del lejano pueblo tocan las oraciones. Toque alegre para el obrero que deja el trabajo y busca el placer de vivir en el seno amoroso de la familia. Pero como todo es del color del cristal por que se oye, a mí me parece que doblan a muerto.Por entre las calles que forman las sepulturas, cubiertas las más por modestas pizarras en las que los vivos hicieron grabar la ofrenda de su amor a sus muertos, y rodeadas de verjas de forjado metal las menos, llego a la capilla, que está en el fondo como sitial de la presidencia de aquella asamblea de muertos.Más que la popular poesía de Bécquer cantando la soledad de los muertos evoca la imaginación los versos de Murger que cantan la «aterradora armonía del silencio».A derecha e izquierda de la capilla hay en los muros hileras de nichos, algunos de los cuales están guardados por cubiertas de madera pintada de negro, especie de toscas celosías puestas para evitar que el sol penetre y turbe el sueño de los que duermen disfrutando de posición más elevada.La puerta de la capilla se abre también rugiente y perezosa. Desde el dintel al altar no hay dos metros de espacio, el suficiente, sin embargo, para que en el suelo se haya cavado una fosa y en ella descanse Manterola.La mesa del altar, sin ornamentos sagrados, es de madera pintada de blanco que el tiempo ha llenado de injurias, y en su frente hay por todo símbolo un corazón sangrando atravesado por una daga. En la pared del fondo un pintor, con torpe mano sin duda, pero con sobra de almazarrón, quiso pintar un pabellón rojo entre cuyos pliegues hallase abrigo un crucifijo de madera tallada en la cual la polilla da tremendos asaltos y abre profundas brechas.A la izquierda de la sepultura de Manterola hay medio tumbado contra el suelo un púlpito pintado de negro. Pronto se erguirá a la puerta de la capilla para que desde él un sacerdote hable a los vivos en plena fiesta de los difuntos. Entre tanto, allí está caído, arrinconado. Algo simbólico parece; algo como tributo rendido al que fue gloria del púlpito y de la tribuna. ¿No es verdad que al lado del cadáver de Manterola está muy en carácter y como expresando yo no sé cuántas cosas, un púlpito caído?* * *Cubren el pavimento de la reducida capilla, baldosas cuadradas de barro rojo, y solamente el espacio que ocupa la fosa de Manterola está cubierto por una pizarra en cuya superficie se han grabado grecas y arabescos revestidos de purpurina dorada y la inscripción siguiente:«El Iltmo. SeñorDon Vicente Manterola,Penitenciario de la S. I C.Primada de España,Ex magistral de las de Málaga y Vitoria,ex diputado a cortes, etc.,Falleció en esta villael 24 de Octubre de 1891.R. I. P.La villa de Alba de Tormescomo tributo a su memoria».Y contemplando tumba tan modesta y tan olvidada, se recuerdan los versos del poeta sevillano, del mismo modo que al entrar en el cementerio se recuerdan los de Murger con preferencia a los de Bécquer, y sin formular cargos contra nadie: ni contra el partido político que a la elocuencia tribunicia del difunto debió tanto, ni contra la provincia en la que vio la luz, se exclama:Dios mío, qué solos, ¡demasiado solos! ¡demasiado olvidados! se quedan los muertos ilustres!Ángel María CasteellAlba de Tormes y Octubre de 1901.»
miércoles, 15 de septiembre de 2021
Alba de Tormes, hoy (1979)
lunes, 17 de mayo de 2021
El `Papa´ Clemente
viernes, 27 de noviembre de 2020
Las viñas de Alba de Tormes
Con este título, Las viñas de Alba de Tormes, publicaba el periódico salmantino El Adelanto (04-07-1936) este artículo –con el que incrementamos los fondos hemerográficos de nuestra sección Prensa histórica– firmado por Mariano de Santiago Cividanes en el que, ilustrado con fotografías de Jaime Briz, se describía el estado ruinoso en que por entonces se encontraba el antiguo monasterio –y panteón ducal– de San Leonardo.
viernes, 16 de octubre de 2020
Grupo Escolar "Filiberto Villalobos"
Rescatamos hoy, para nuestra sección de Prensa Histórica, la reseña que El Adelanto publicaba sobre la inauguración de las actuales escuelas públicas de Alba de Tormes; un complejo educativo que vino a remplazar a las ya por entonces obsoletas Escuelas Viejas situadas en la c/ Hospital –frente al Teatro de la Villa– y que inició su andadura el jueves 26 de septiembre de 1935 bajo la denominación de “Grupo Escolar Filiberto Villalobos”, aunque poco después, tras la sublevación militar de 1936, quedaría en el olvido el nombre del eminente exministro de Instrucción Pública salmantino sustituyéndolo, como no, por el de “Grupo Escolar Santa Teresa”, más acorde con la ideología del nuevo régimen y con el que ha llegado hasta nuestros días.
viernes, 19 de junio de 2020
Fiesta del Trabajo en Alba
No es nuestra intención polemizar con aquellos que, hace algún tiempo, negaban desde sus tribunas municipales que esta fiesta, la del trabajo, se hubiese celebrado en alguna ocasión en Alba de Tormes; pero lo cierto es que se trata de una conmemoración que, cuando menos, se remonta a 1917, tal y como puede comprobarse en esta reseña –ya disponible en nuestra sección “Alba en…prensa histórica”– publicada en El Adelanto del 08 de mayo de aquel remoto año, en la que se informaba de la reciente creación de una Sociedad obrera en nuestra localidad y describía la celebración de un 1º de Mayo que paralizó toda la actividad laboral de la villa en una época en la que esta fecha aún no había sido declarada festiva y se consideraba como día laborable.
viernes, 22 de mayo de 2020
Un castillo en venta
lunes, 2 de septiembre de 2019
La romería de Otero

Son famosas estas fiestas amables y patriarcales de la arcaica Catilla, que tienen un atractivo que hace brotar el corazón en edénicos jardines de quimeras y aventuras, aunque a ellas no acuden las mozas luciendo su típico traje charro: el jubón de terciopelo, la falda grana o purpurada, el delantal bordado, el justillo sobre el cual caen, desde la garganta, los áureos collares; lo que se conserva en el fondo del arcón familiar como preciadas reliquias…
Las costumbres castizas, los indumentos característicos, se bastardean o se extinguen; nos europeizamos en lugar de españolizamos. Sin embargó, las fiestas castellanas aún conservan notas originales que impresionan y seducen al que por vez primera asiste a ellas.
Alba de Tormes, la villa señorial y vetusta, la de las herrumbrosas rejas, la de los nobiliarios escudos, la de los viejos conventos, ha celebrado, en medio de la mayor animación y el más grande entusiasmo, su anual y clásica romería a la ermita de Nuestra Señora de Otero.
jueves, 7 de marzo de 2019
La gran riada
miércoles, 28 de febrero de 2018
Nuestras fiestas en 1931
lunes, 19 de junio de 2017
¿Para qué sirve un río?
sábado, 15 de abril de 2017
Aniversario republicano
«A las doce de la mañana de hoy, y en medio del mayor entusiasmo y el orden más perfecto, ha sido proclamada en esta villa la República española. A dicha hora se izó la bandera tricolor en el balcón principal del Ayuntamiento, y el alcalde provisional, Luis Cordero García, hizo la proclamación republicana. Todos los comercios permanecen cerrados, y el pueblo todo albense circula por las calles festejando el triunfo republicano.» (El Adelanto 16-04-1931)
«Alba será uno de los sitios más señalados para una propaganda continua, ya que es un pueblo de escasa tradición liberal. Los campanarios de las iglesias y la mole feudal del castillo, dan al visitante que llega a Alba el tono de su fisonomía espiritual, que iremos cambiando poco a poco, y cueste lo que cueste.» (El Adelanto, 28-abril-1931)