TEMPUS FUGIT
José Luis Miñambres
La caseta al fondo, protegida por mínimos árboles, (tal vez sean los primeros aligustres) parecen observar el tímido neogótico, germen de futura belleza, pétrea y vegetal, en la limpieza de sus líneas en los ventanales góticos...flota la belleza de lo humilde y de lo trascendente del arte, de la estética futura, Y de la belleza albense, en la Basílica, neonata todavía. Los mínimos ventanales alcancen ya a divisar las corrientes de Tormes, siempre tan lejanas...
Parece que llega la primavera de todos los años, alegrando su caminar acuático y vegetal desde la Sierra “peñascalera” de Gredos y La Maya, geografía de múltiples vivencias y recuerdos.
Y todo el solar que se contempla, amparado por mínimos y silvestres vegetales de la primavera incipiente, anticipada casi en un enigma histórico, neogótico, un hastial que será el mejor emblema de la villa: “Tempus fugit”, pero bendita su huida hacia adelante, hasta la monumentalidad de la villa, de sus tejados y de sus campanas, camino de los Arapiles de Amatos, con el eterno sonar sus montículos.