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miércoles, 22 de mayo de 2019

Donación de la biblioteca y la obra de Julián Moreiro

El Ayuntamiento albense, y más concretamente la biblioteca municipal José Sánchez Rojas, ha recibido un millar de libros donados por el escritor y profesor de lengua y literatura Julián Moreiro, tristemente fallecido en 2016.
Con esta donación, realizada en su nombre por sus herederas, se cumple el deseo, tantas veces manifestado por Julián, de ceder su biblioteca personal al consistorio de Alba de Tormes, una localidad donde comenzó su andadura literaria con la publicación de diversos libros relacionados con ella, y con la que siempre colaboró contribuyendo, como pocos, a su desarrollo cultural y participando en multitud de iniciativas de este tipo, la última de las cuales se materializó en la fundación, junto a Jesús Mª García, de la Biblioteca de Temas Albenses.
 Además, en breve, y también cedidos por sus herederas y amig@s, la biblioteca de la villa contará con la totalidad de las obras que nacieron de su ágil y elegante pluma.

domingo, 30 de septiembre de 2018

El encanto de la vega

Con la publicación digital de esta antología, recordamos una vez más, coincidiendo con  el aniversario de su muerte, a su editor, Julián Moreiro, quien en más de una ocasión nos manifestó el deseo de que sus libros relacionados con Alba estuviesen disponibles en esta página «y no acumulando polvo en viejos estantes».
Desempolvamos pues El encanto de la vega y otros artículos, una recopilación de textos de José Sánchez Rojas que nos descubrió la obra, practicamente olvidada, de este excelente escritor y periodista albense de cuya vida, también casi desconocida por entonces, tuvimos conocimiento dos años antes –en 1984– gracias a otro de los trabajos de investigación de Julián: la biografía Crónica de un cronista


sábado, 30 de septiembre de 2017

En recuerdo de Julián Moreiro

Nos acercamos hoy, coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, al legado de Julián Moreiro, y lo hacemos recuperando una de sus muchas colaboraciones en nuestros libros-programa de fiestas, concretamente la publicada en el de octubre de 1975, desde el que nos obsequiaba con una descripción de Alba –donde se le echa de menos y se le recuerda con cariño– cargada de poesía y musicalidad.

DIEZ SENSACIONES DE ALBA…
  • Guarda el Espolón en cada flor, la sonrisa primera de un albense siempre niño. Se ha hecho raíz, en cada árbol, el suspiro inasible de la esperanza de un viejo. El Espolón traduce, banco a banco, la disimulada caricia del amor quinceño.
  • Pasa el Tormes con su música de versos. En sus aguas lleva preso a un elegante paje del Gran Duque resuelto en endecasílabos.
  • La Campana de las Carmelitas, cuando tañe a media noche, es una antología en bronce de la mística castellana.
  • Mirad ese Alfarero amarrado a su torno, tiene un aire fantástico de flautista de Hamelin cuando se lleva de calle el sorprendente cortejo de las formas. Cualquier día, el alfarero sembrará de ninfas de barro la ribera olvidada del Tormes.
  • En la Alameda juegan partida de amores los amantes. Corta con su mano amiga la noche inmensa; reparte silencios la luna llena; sobre el tapete de las miradas tensas ha pintado, soberano, el as de besos
  • Aprende, poema del sentimiento: aprende la rima infinita de ese atardecer de invierno que se acurruca y desangra en la Plaza de las Madres.
  • Cuando Octubre esconde el sol, hace Dios una pirueta inefable sobre el horizonte, roto en imponente lujuria de colores.
  • Tiene la Plaza Mayor un poeta enamorado para cada estación: colorista Juan Ramón de primavera; cancioncilla amable de Federico en verano; Antonio de soledades para el otoño de seda; furtivo Gustavo-Adolfo de los suspiros que en invierno van al aire…
  • Sobre la piel de la Basílica, escribe una elegía de pie quebrado la niebla densa. Vosotros, a los que molestan esos muros paralizados: ¿acaso sabéis leerle la belleza?
  • Cada cosa en su sitio: el trabajo, apuntando al porvenir. (Tu porvenir, Alba, incertidumbre que sostiene a pulso la ilusión). Y el corazón, entre los hilos sonámbulos del paisaje (Tu paisaje, Alba, canción de cuna para dormir al silencio).

… Y UNA ESPERANZA:

En el perfil de Alba, hay un lugar que espera tu imagen,
Teresa. Solo nos faltas tú para terminar el verso.           .

lunes, 19 de junio de 2017

¿Para qué sirve un río?

Esta es la pregunta –¿para qué sirve el río? – que se hacían Jesús Mª García y Julian Moreiro en una serie de artículos, ilustrados con fotografías de José Cojo y publicados en el mes de octubre de 1978 en el diario salmantino El Adelanto, en los que se cuestionaban la utilidad para Alba de Tormes de un río cuyas aguas difícilmente podían servir para saciar la sed, para facilitar un placentero baño en los calurosos días del verano o para entretener a los albenses con una de sus tradiciones seculares: la pesca.

                        
Documentos facilitados por Jesús Mª Gracía

viernes, 4 de noviembre de 2016

Julián Moreiro: El hombre cordial.

El pasado 27 de octubre se desarrolló un acto de recuerdo y homenaje a Julián Moreiro en el IES madrileño Ciudad de los Poetas, último de los centros educativos en los ejerció como profesor de lengua y literatura. En el transcurso del mismo se le dedicó la biblioteca del centro y también se presentó el libro Julian Moreiro: El hombre cordial, una publicación no venal –de la que ya se prepara una segunda edición– costeada y elaborada por amigos, compañeros y discípulos de Julián llena de entrañables recuerdos y de algunos de sus textos, como este que transcribimos que escribió con motivo de su jubilación. 

Elogio del oficio de enseñar. 
Cuando empecé a dar clase, Franco todavía no se había muerto, que ya eran ganas de fastidiar. Fue en un colegio semiclandestino de Vallecas, regido por dos enigmáticos personajes que debían de pertenecer a alguna secta y por un conserje mucho menos subrepticio que aún llevaba en la frente la huella del tricornio. No sé muy bien qué hice, cómo sobreviví al miedo escénico y qué diablos pude enseñar a aquellos vociferantes zangolotinos de octavo de EGB. Yo no había llegado a la enseñanza por vocación, aunque tampoco recuerdo que lo hiciera por descarte o por despecho; no sé, a lo mejor lo hice porque, como dijo George Bernard Shaw, «el que sabe hacer una cosa, la hace; el que no sabe, la enseña». El caso es que muy pronto me noté en mi medio natural, como si hubiera nacido para esto. Hoy estoy seguro de que, de no haber sido profesor, solo hubiera sido un cantamañanas que sabía hacer cosas.
En mi despedida, quiero afirmar algo que he dicho otras veces, una de las pocas certezas que he adquirido con los años: este es el mejor oficio que existe. Y no por aquellas tres famosas razones que esgrimían los cínicos: julio, agosto y septiembre.
No. Yo creo que este es un oficio inestimable porque las relaciones laborales han sido siempre en él menos importantes que las relaciones afectivas. Porque la experiencia mágica de notar cómo de pronto, en una clase, un martes cualquiera, se establece una comunión absoluta con los alumnos, es difícilmente igualable (aunque esporádica: no se puede ser sublime sin interrupción, diga lo que quiera Baudelaire). Porque tratar siempre con personas que tienen la misma edad mientras uno va atravesando las crisis que trae cada nueva decena es lo más parecido que puede vivirse a la ilusión de la inmortalidad. Porque ver crecer a niños que aprenden menos de lo que desearíamos pero mucho más de lo que solemos creer y de lo que alcanzamos a comprobar es un espectáculo maravilloso, como todos los que ofrece la Naturaleza. Porque, como dijo no sé quién, enseñar es aprender dos veces. Porque, en un mundo tan sobrado de individuos hoscos, insatisfechos y desabridos, tratar a diario con adolescentes que siempre parecen felices es una suerte. Y en fin, porque compartir intereses con todos los compañeros de trabajo, afinidades con muchos y cierta intimidad con algunos es un privilegio que ninguna orden de principio de curso puede arrebatarnos.
Ahora que corren malos tiempos sigo pensando lo mismo, a despecho de reformas ominosas, de instrucciones furtivas y de autoridades maleducadas, malencaradas y malintencionadas. Como ya tengo pie y medio fuera, puedo decirlo sin pudor: somos gente importante y no podemos tolerarnos el desaliento. Este oficio, a prueba de ocurrencias y descarríos legales, trasciende nuestra propia circunstancia; lo dijo Henry Brooks Adams, un intelectual americano que vivió entre el siglo XIX y el XX: «Un profesor trabaja para la eternidad: nadie puede decir dónde acaba su influencia». Ya dije antes que somos un poco inmortales…
Hasta siempre. Salud y Escuela Pública.
28/6/2013

Última actualización: 08-11-2016

jueves, 27 de octubre de 2016

Último viaje con Julián Moreiro

Manuel Cojo Marcos

Manuel y Julián ante la tumba
de Machado en Collioure
Ante la desaparición de un amigo o un ser querido, estamos acostumbrados a realizar alabanzas que muchas veces no tienen base ni fundamento. Por decirlo de forma coloquial parece que es lo que toca. Y con frecuencia ocurre que tales elogios ni siquiera son sentidos por quien los hace. Suenan a puro formalismo. A mí, en este momento me ocurre lo contrario. Quiero huir de los tópicos laudatorios y en cambio me asalta un sentimiento de impotencia por no ser capaz de encontrar los términos adecuados para elogiar la figura de Julián. Los que nos hemos reunido aquí hemos tenido la suerte de disfrutar de su amistad, de su bondad, de su alegría, de su optimismo, de su inteligencia, de su buen humor, de su camaradería. He dicho suerte de disfrutar y quiero subrayarlo porque haber compartido con él momentos de trabajo o de ocio o de mesa o de viajes han significado un auténtico placer. Se podía polemizar con él pero nunca se llegaba al enfado. Dudo que alguien se haya enemistado con él en ninguno de los lugares donde ha desarrollado su actividad como docente.  Puedo asegurar que el eslogan del día del enseñante celebrado recientemente “enseñar es dejar huella en la vida de una persona” se patentiza de forma absoluta en el profesor Julián. Muchos cientos, miles de alumnos tendrán en su vida un referente modélico que influyó decisivamente en sus conductas. Estoy seguro. En nosotros deja un sentimiento muy doloroso. Dice Ángel Lerchundi en su última novela que “los seres queridos no quieren desaparecer de nuestras vidas. Andan por aquí en nuestras células, en nuestra sangre, en nuestros gestos, en las palabras que aprendimos de ellos, en nuestros recuerdos”. Pero el dolor que nosotros sentimos seguro que Julián nos lo hubiese conjurado con la sentencia del marinero de Moby Dick “no sé adónde vamos pero, sea cual fuere ese lugar, iré sonriendo”. Entraba dentro de su carácter optimista.

Los que han trabajado con él en institutos de enseñanza saben mejor que nadie de su entrega en la profesión, de su continua búsqueda en la mejora de técnicas de aprendizaje, de su dinamismo en todo tipo de actividades que condujeran a despertar en el alumnado el interés por la cultura en general y muy especialmente por la lectura. No pocos de los trabajos publicados están dirigidos a este fin. Añadamos a ello la participación activa en programas y cursos tendentes a mejorar la calidad de la enseñanza.  El recuerdo que ha dejado en todos los que ha participado ha sido el del buen hacer y de gratitud. 

Una faceta que no quiero dejar de alabar es la de Julián Moreiro como escritor. A finales de los años 60, aparece por Alba un muchacho que está a punto de ingresar en la universidad y que rápidamente se pone en contacto con la escasa vida cultural de la localidad. En poco tiempo le vemos colaborando en una revista local o representando obras de teatro. No eran sino los inicios del desarrollo de su pasión: la literatura y para ser más preciso, la escritura. A Julián le debemos el redescubrimiento de un ilustre paisano que estaba olvidado en el rótulo de una calle de la Villa: Sánchez Rojas. Y esta es otra faceta de Julián. La de investigar documentos, visitar hemerotecas, archivos y lo que fuera necesario para conseguir sacar a la luz aspectos ocultos o desconocidos de personajes históricos de cierta relevancia cultural. Ahí están sus publicaciones que no es necesario recordar. A parte de la labor de investigación, está la faceta más personal, más definitoria de Julián: la de la creación propia sobre temas divinos y humanos. Y es aquí donde esa chispa atinada del escritor salta de línea en línea y de párrafo en párrafo. Sus textos están recorridos por genialidades y ocurrencias poco frecuentes, siempre utilizando la palabra precisa y la construcción correcta y todo bañado por el disolvente del humor y la ironía. Yo me siento muy orgulloso de haber utilizado textos de Julián Moreiro en mis clases con alumnos de Bachillerato. 

Termino con palabras de Lerchundi: “El dolor nos atrae al terreno de nuestra realidad humana. El dolor nos abate, pero también nos vuelve rebeldes; nos postra pero nos enrabieta; nos humilla apero nos hace grandes; nos hace llorar pero también maldecir. Y nos hace reír. Nos obliga a apreciar incluso los detalles más pequeños”.

Si Julián estuviese entre nosotros haría suya la frase de Miguel Torga: “He nacido para cantar la gloria de la vida y no para hacer la crónica de la humillación de la muerte”

Texto leído por su autor en el cementerio de Alba de Tormes el pasado 12
de octubre en el momento de depositar en él las cenizas de Julián Moreiro.

martes, 25 de octubre de 2016

Despedida de Pepe Rueda a Julían Moreiro


ADIÓS A JULIAN MOREIRO († 30.9.2016)
Pepe Sánchez Rueda

Ayer, primero de octubre, me dieron la noticia: Moreiro ha muerto.

El golpe, para mí, ha sido fatal. Mi alma ha quedado desgarrada, rota. - No puede ser, me dije. Pero desgraciadamente, es cierto. Otro amigo que se nos va. ¡Y van…!

Fue Julián una gran persona, con gran sentido del humor, no exento de seriedad. Y fue un gran escritor cuya pluma ha tratado, con rigor y cariño, a todo lo que tenía que ver con Alba y sus gentes.

Yo no conocí a Moreiro hasta allá por la década de los ochenta. Tenía noticia de él a través de un artículo publicado en “El Adelanto”. Por el apellido me pareció gallego. Luego resultó que no, que era castellano, nacido en Villar de Argañán, Ciudad Rodrigo, en 1953, y muy ligado a Alba, porque en la villa vivieron sus padres, y Julián pasaba en ella largas temporadas. Digamos ya que coincidía conmigo en el gran afecto que teníamos a la vida y obra de nuestro gran escritor José Sánchez Rojas. Yo, desde niño, oía hablar de Rojas en mi casa. Mi abuelo era amigo de su padre, y éste lo era suyo. Entre los libros de mi biblioteca hay varios suyos. Uno de ellos se lo dedicó a mi padre con esta dedicatoria de su puño y letra, que reza así: A mi correligionario y amigo más “prudente”, pues este era el apodo con el que se le conocía. Su nombre era Antonio.

Dado que esa devoción mutua por Rojas era común, era obvio que teníamos que encontrarnos. Y así fue. Por entonces ambos vivíamos en Madrid y una tarde me llamó por teléfono y nos vimos en una cafetería. Fue un encuentro muy agradable, y la conversación giró –como no– sobre Alba y Sánchez Rojas. Yo me llevé para casa un libro suyo (no recuerdo cual) dedicado, más contento que unas pascuas. 

Luego nos vimos muchas veces en Alba, aunque de forma esporádica. Fue la nuestra, una amistad más en la distancia, pero esa distancia no fue óbice para que la amistad perdurara en el tiempo.

Julián era licenciado en Filología románica y profesor de Lengua y Literatura.

Dejó escritos varios libros, la mayor parte de ellos relacionados con Alba y Sánchez Rojas. Es obligado decir que elevó el nivel cultural de los albenses y ayudó a dar a conocer la vida y obra de Rojas, que era prácticamente un olvidado. Para ello le hemos echado una mano Jesús María García, que es autor de un bronce del escritor y que regaló al ayuntamiento de Alba y que preside, o presidía, el salón de actos del ayuntamiento, y quién escribe estas líneas, el cual fundó la asociación cultural “Sánchez Rojas”, con la que puso a éste en su sitio.

El libro Una página en la vida de Lope de Vega, editado por la Sociedad de Amigos de Alba, se trata –en mi opinión– del mejor libro de Moreiro. Con este libro ganó en 1977 el primer premio en el III concurso literario “Pluma de santa Teresa”. El jurado estuvo compuesto por el famoso escritor Gonzalo Torrente Ballester, Don Francisco Casanova Villar y por el albense Don Jesús María Corredera Nodal.

Moreiro nos muestra en su dedicatoria el acendrado cariño que sentía por sus padres con estas palabras: A la memoria de mi padre, que hubiera leído con orgullo este libro. Y a mi madre, que tantas veces le recuerda.
  • Sánchez Rojas, crónica de un cronista, publicado por el Centro de Estudios Salmantinos, 1989. 
  • SÁNCHEZ ROJAS, José, El encanto de la Vega y otros artículos. Edición de Julián Moreiro, 1986. 
  • Julián Sánchez Ruano. Un personaje de época. Edición del Centro de Estudios Salmantinos, 1987. (Uno de los políticos salmantinos de mayor fuste del siglo XIX). 
Otros libros:
  • El árbol de oro y otros relatos
  • Ana María Matute. Libro didáctico acerca de la vida y obra de esta escritora, editado por la editorial Nuño, 1991. 
  • El reino de las cuatro estaciones. Una bruja en la biblioteca. (Con este premio –nos dice Julián– gané un concurso de literatura infantil en Torrejón, 1992). 
Sus libros los tengo en mi biblioteca en lugar preferente. Todos dedicados de su puño y letra.

Como muestra de su veta humorística, voy a transferir a continuación la dedicatoria que me hizo en “El encanto de la Vega y otros artículos”. Este libro lo presentamos en el ayuntamiento de Madrid. Coincidió esta presentación con la Jornada de encuentros Alba-Madrid, que se hizo varios años.

Era alcalde de la capital el señor Tierno Galván, y a mí me había nombrado a dedo el alcalde de Alba como representante de los albenses en Madrid. En ese acto me tocó intervenir. Hice las merecidas alabanzas al libro y a Moreiro. A lo que éste me replicó lo siguiente.

Albense hasta con encono,
-que más allá nadie queda-
es Don José Sánchez Rueda,
a quien su exceso perdono
-pese a no tener templanza-
siempre y cuando no se exceda
nunca más en sus semblanzas.

Querido Julián: que la tierra que te cubre te sea leve. A mí ya me quedan pocas singladuras que andar. Así que un día no muy lejano me encontraré contigo y con los numerosos amigos que me esperan en la otra orilla.

Y, finalmente, permíteme que me despida con los últimos versos del mejor poema lírico de la lengua española, obra de Miguel Hernández:

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


(Almería, octubre 2016).

viernes, 30 de septiembre de 2016

Adiós a Julián Moreiro

Triste, muy triste la reseña que en estos momentos nos ocupa.
A primeras horas de la tarde de hoy ha fallecido Julián Moreiro, uno de esos pocos albenses que sin haber nacido en Alba han hecho méritos más que suficientes para ser considerados como tales.

Licenciado en Filología Románica por la universidad de Salamanca y profesor de Lengua y Literatura en diversos institutos madrileños, siempre mantuvo una estrecha ligazón con Alba de Tormes, donde residió durante algunos años y donde destacó, además de por su bonhomía, que era mucha, por su participación en la mayor parte de las iniciativas culturales que se desarrollaron en nuestra localidad (El Trece, Puerta del Rio, Cornezuelo, Biblioteca de Temas Albenses, conferencias, exposiciones, libro programa de fiestas...)

En Alba publicó su primera obra, Una página en la vida de Lope de Vega, con la que obtuvo la Pluma de Oro en el III Certamen Literario Pluma de Santa Teresa, y también la última, Los Toros en Alba de Tormes (1407-2015), en este caso, al alimón con Manuel Martín Cruz.
Entre ambas, un rosario de publicaciones y libros de distintas temáticas entre los que destacamos los relacionados con uno de nuestros paisanos, José Sánchez Rojas, a quien Julián dedicó buena parte de sus estudios e investigaciones que vendrían a fructificar en dos obras fundamentales para despertar el interés por su persona y su producción literaria: Sánchez Rojas, crónica de un cronista (Biografía) y El encanto de la vega (Antología).
En el tintero quedaron, que sepamos, una nueva biografía ampliada de Sánchez Rojas, en la que actualmente trabajaba, y una pequeña obra de teatro inspirada en la vida del escritor albense, ya terminada pero que, lamentablemente, no podrá ver representada.  

Con su muerte, Alba pierde uno de sus referentes culturales.
Los que le conocíamos perdemos un amigo.


Bibliografía (Obras publicadas por Julian Moreiro):
  • Una página en la vida de Lope de Vega; Sociedad Amigos de Alba, 1978
  • Sánchez Rojas: Crónica de un cronista; Centro de estudios salmantinos,  1984
  • El encanto de la vega; Ediciones de la Diputación de Salamanca, 1986
  • Julián Sánchez Ruano: un personaje, una época; Centro de estudios salmantinos,  1987
  • Introducción a la lectura de textos literarios (El equipaje del lector); Mondadari, 1989
  • El teatro español contemporáneo;  Akal, 1990
  • Lengua castellana y literatura; Aral, 1996 (Junto a  Mª de los Hitos Hurtado)
  • Cómo leer textos literarios (El equipaje del lector); Edaf, 1996
  • La Codorniz – Antología 1941-1978; Edaf, 1998 (Junto a Melquiades Prieto)
  • Costumbristas de Hispanoamérica; Edaf, 2000
  • El humor en la transición; Edaf, 2001 (Junto a Melquiades Prieto)
  • Miguel Mihura: humor y melancolía; Algaba, 2004
  • Españoles excesivos;  Edaf, 2008
  • El artículo de costumbres (1980-2000); Bruño, 2009
  • De Harry Potter al Quijote; Cénlit, 2012
  • Escritores a la greña; Edaf, 2014
  • Los toros en Alba de Tormes;  Biblioteca de Temas albenses, 2015 (Junto a Manuel Martín Cruz)
Publicaciones relacionadas:

jueves, 19 de mayo de 2016

Los toros en Alba de Tormes: 1407 - 2015

 


Acercamos hoy a estas páginas Los toros en Alba de Tormes (1407-2015), un libro de Manuel Martín Cruz y Julian Moreiro –con prólogo de Santiago Martín “El Viti” y epílogo a cargo de Javier Valverde– que contiene una documentada historia del acontecer taurino en Alba de Tormes desde la Edad Media hasta nuestros días. Publicado en el mes de junio de 2015, fue el primero de los volúmenes editados por la Biblioteca de Temas Albenses, un sello editorial que con apenas un año de antigüedad se ha convertido ya en uno de los referentes culturales de nuestra localidad, y al que, a partir de ahora, dedicamos una de nuestras secciones –B.T.A– en la que, de forma paulatina, iremos alojando las reediciones digitales de sus obras.


sábado, 18 de octubre de 2014

Escritores a la greña

Una página en la vida de Lope de Vega: Alba de Tormes - Sánchez Rojas: crónica de un cronista - Julián Sánchez Ruano: un personaje, una época (1840-1871) - El equipaje del lector: introducción a la lectura de textos literarios - El teatro español contemporáneo (1939-1989) - La Codorniz: Antología (1941-1978) - Mihura. Humor y melancolía - Españoles excesivos - De Harry Potter al Quijote. La lectura en la escuela secundaria… y algún otro que probablemente se me queda en el tintero, son los títulos que constituyen la ya profusa lista de publicaciones de Julián Moreiro -amigo y colaborador de esta página- que ahora se incrementa con este último libro, Escritores a la greña, de cuya reciente publicación aquí, como no podía ser de otra manera, nos hacemos eco.

«Según Max Aub, el hombre es el único animal que tiene mala leche. Este libro lo prueba, desvelando el perfil menos favorecedor de una larga serie de escritores españoles y
latinoamericanos de los siglos XX y XXI: en el trato con las musas, no es oro todo lo que reluce. Los textos reunidos son una impresionante antología del arte del vilipendio; entre la broma
ocurrente y la maldad o el improperio, pasando por el desvarío, puede encontrarse lo más granado de una suerte poética que no suele figurar en los manuales y que conforma una breve y deslumbrante historia de la literatura canalla.
Afilan aquí su pluma los nombres más destacados de los últimos ciento veinte años, desde Valle-Inclán a Javier Marías y Roberto Bolaño, pasando por Rubén Darío, Pío Baroja, Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Camilo José Cela o Francisco Umbral entre muchos otros. El 'Inventario de impertinencias' que cierra el volumen es un catálogo de pecados capitales y de pecadores que, en su desmedido afán por zaherir al prójimo, dejan sus miserias al aire. Escritores a la greña puede leerse de corrido, como si de una novela se tratara, sin que perjudique la salud del curioso lector; pero tal vez le cause pasmo que estos virtuosos del lenguaje se exhiban en actitudes tan desairadas. Motivos no faltan para darle la razón a Montaigne: 'Nadie está libre de decir necedades. Lo malo es decirlas con esmero'.»

jueves, 6 de febrero de 2014

Una página en la vida de Lope de Vega: Alba de Tormes

Obra publicada en 1978 por la extinta Sociedad Amigos de Alba en la que su autor –Julian Moreiro– reproduce, con ligeras variaciones,  su trabajo titulado Lope de Vega, poeta oficial de la Casa de Alba que resultaría galardonado con la Pluma de Oro en el III certamen literario Pluma de Santa Teresa celebrado en el año 1977.
Se trata, sin duda, de un libro imprescindible en la biblioteca de todos los que se sienten seducidos por Alba de Tormes y por  su historia en el que Moreiro nos acerca a la época del destierro del Fénix de los Ingenios y, especialmente, a su etapa al servicio de Antonio Álvarez de Toledo -V duque de Alba- y a los años en los que el poeta residió en la villa tormesina  (1591-1595) cuyo antiguo esplendor comienza ya a declinar cuando el siglo XVI se aproxima a su final.


Publicaciones relacionadas:
    - Julián Moreiro: Pluma de Oro 1977

martes, 7 de febrero de 2012

SANCHEZ ROJAS, CRONICA DE UN CRONISTA

Se llamaba José Jorge Sánchez Domingo, aunque pronto adoptó el nombre de su padre, por el que fue conocido y con el que firmaba la totalidad de sus escritos, José SANCHEZ ROJAS, y estos son, grosso modo, los hitos fundamentales de su corta y apasionante vida:

Nace en Alba de Tormes el 19 de abril de 1885 y tras cursar estudios de bachillerato en el Colegio de San Cayetano de Ciudad Rodrigo inicia los de Derecho en la Universidad de Salamanca en el año 1900, doctorándose en Madrid y ampliando estudios en Bolonia y Ginebra entre 1907-1909. Como consecuencia de la Huelga General Revolucionaria de 1917 sufre prisión en Oviedo y posteriormente, entre febrero y abril de 1926, el General Primo de Rivera ordena su destierro a la ciudad de Huesca por defender a su amigo y antiguo profesor, Unamuno, en la Casa del Pueblo de Eibar. Finalmente, fallece como consecuencia de una bronconeumonia en una habitación del Hotel Términus de Salamanca en la mañana del jueves 31 de diciembre de 1931.

Desde estas paginas venimos empeñados, desde hace ya unos años, en la recuperación y difusión de la obra de este excelente escritor y periodista. Actualmente, cuando ya contamos con más de 1.200 copias digitales de sus artículos, parece llegado el momento de ocuparnos también de su persona y tratar de rescatar del olvido la figura del más señero de nuestros coterráneos. Para ello contamos con la valiosísima ayuda de Julián Moreiro, quien nos ha brindado su colaboración para alojar en este espacio su investigación sobre el devenir histórico del articulista albense que fructificaría en el año 1984 con la publicación del libro SANCHEZ ROJAS, CRONICA DE UN CRONISTA, volumen actualmente descatalogado y que difícilmente lograremos encontrar en alguna librería de viejo, pero que consideramos imprescindible en la biblioteca de cuantos se sienten atraídos por nuestra cultura.

miércoles, 11 de enero de 2012

Julián Moreiro: Pluma de Oro 1977


Alba de Tormes, sus personajes y su historia sería la temática sobre la que deberían versar los trabajos concurrentes al certamen del año 1977, certamen que en ésta su III edición experimentaba un cambio significativo, no solo en el apartado crematístico, en el que se duplicaba la dotación económica del premio, pasando de 25.000 a 50.000 Ptas., sino, y fundamentalmente, en cuanto a su formato que mudaba del Concurso Periodístico de anteriores convocatorias al Literario que ya se establecía para esta y posteriores.

Tras la valoración las distintas obras participantes, de las que merecen destacarse Retablo para una Villa, de Albanio de Campos (Antonio Álamo Salazar) y Biografía de Don Fernando Álvarez de Toledo, de Alba (José Yáñez Rodríguez), el jurado se decantó por el presentado por Licenciado Albarrán, lema tras el que se “escondía” la firma de Julián Moreiro, que con el titulo Lope de Vega, poeta oficial de la Casa de Alba sería reconocido como ganador del III Concurso Literario Pluma de Santa Teresa y galardonado con su Pluma de Oro.
Poco tiempo después, la Sociedad Amigos de Alba, organizadora del Concurso, procedería a publicar, con ligeras variaciones, y bajo el titulo de Una página en la vida de Lope de Vega, el trabajo ganador, cuyo original digitalizado ya se aloja en esta sección.