Como ya es habitual, despedimos el año recordando la figura de nuestro admirado Sánchez Rojas. En esta ocasión, coincidiendo con el 84 aniversario de su fallecimiento, lo hacemos reproduciendo la necrológica que F. Vázquez publicaba en Política –diario cordobés– el 1 de enero de 1932.
José Sánchez Rojas, ha muerto
«Ha muerto Sánchez Rojas, como el «Pauvre Lelian», indiferente a su vida. De espaldas a la realidad, porque realidad viene de cosa y Sánchez Rojas era lunático, abstracto. Su espíritu no sabía de otro equilibro que el de su fina prosa. ¿La vida exterior? No le interesaba a sus sentimientos. ¿Qué era la vida exterior? Soñaba. Era arbitrario. Se le caía a pedazos el indumento y cuando alguien se burlaba de su estampa desvaída, se consolaba declamando su amor al agua como un Cardenal Belarmino que se bañara después de vestido.
– Me levanto, me visto me baño –decía–. Guardaba su pulcritud en el oro viejo de su corazón castellano. Andariego, buscaba la sombra del Myo Cid y el esqueleto de Rocinante. Y muchas veces, cuando leía, baqueano de fantasías, las huellas de su raza, los yangüeses lo vapulearon. Otro hubiera sido su destino si se decide a vestir chaquets de académico.
Pobre Sánchez Rojas, bonísimo bohemio, tan liberal de alma adentro y de camisa afuera. Se ha ido para siempre, por tierras de Salamanca, como una sombra más, que perseguía, sabe Dios qué ensueños, en la puerta maternal de la Sabiduría.»
F. Vázquez