lunes, 19 de noviembre de 2012

Diario de la defensa y evacuación del castillo de Alba de Tormes: Jueves, 19 de noviembre de 1812

«Día 19. Como á las diez de la mañana volvió á presentarse la caballería, y se sostuvo á la vista del castillo: Á las doce llegó al mismo campo una brigada de infantería con algunos carros de batallón, cuyo gefe sin dilación dirigió al del castillo la carta que se inserta al nº 3º, é igualmente la contestación: como pasadas dos horas se presentó otra brigada de infantería, reuniéndose todas estas fuerzas en el campo de san Francisco, que es el de la altura opuesta al castillo, mediando el pueblo entre ambos puntos: desde él destacaron cuatro compañías á la pradera, con las que situaron desde el vado hasta el camino que sale de la villa de Alba diez y siete puestos de á seis hombres en línea de circunvalación, y la restante tropa de ellas como reserva se colocó en las tapias ó ruinas del convento. Seguidamente pasó á la villa un batallón que apostó guardias en todas las boca-calles salientes al castillo y bajada al puente, adelantando una á la aceña ó molino de él: treinta caballos pasaron el río  y se colocaron en san Lázaro. En el dicho campo de san Francisco quedó un batallon con los carros, y la demás infantería se acuarteló en la villa, verificándolo la caballería en el lugar de Amatos, dejando solo una pequeña guardia. Como á la hora después de haber anochecido con dos sugetos decentes de Alba enviaron al comandante la carta que se demuestra al nº 4º, por los cuales supo ser la cuarta división que venia destinada á tomar el castillo, y que el general les había suplicado admitiesen aquella comisión: el comandante los despachó diciéndoles asegurasen al general francés tendría su contestación, que fue en los términos expresados á continuación de aquella, y por olvido sin firmar, remitiéndola con el teniente don José Montanos, acompañado del corneta y un granadero de hermosa figura: este oficial iba encargado de contestar al general Sarru que todo lo ignoraba, en caso de apurado con preguntas, y solo manifestase parecerle que el castillo no se entregaría sin ser atacado repetidas veces por tener muchos víveres en razón á los apresados el día 16; que galleta solo un día se había dado en parte de ración por no alcanzar el pan fresco para todos los prisioneros: el general obsequió mucho á Montanos; el de brigada y ayudante hicieron subir al granadero y corneta para que también los viese y preguntase; pero solo se redujo á decirles que el castillo no tenia recurso, y que era doloroso se vertiese sangre; mas no saliendo estos de sus premeditadas contestaciones, después de dos horas fueron vueltos al castillo con otra carta que se inserta al nº 5º, y conseguido el objeto no solo de haberlos explorado, sí también de saber el alojamiento del general, y colocación de sus guardias interiores, por si convenía atacarlos y envolverlos alguna noche.»
[...]



«NÚMERO 3º

Señor comandante: Vengo mandando una división francesa, y le intimo á V. en nombre de mi general en gefe de salir del mal reducto adonde V. se obstina hacer resistencia: le doy á V. una hora para decidirse; espero vuestra respuesta, y  tiemble V. si es negativa. = El general barón de Ansenah. = Alba de Tórmes 19 de noviembre de 1812.


Contestación. Señor general: Déjese V. de intimaciones, y haga su deber, que yo haré el mío: muchos prisioneros á quienes doy el mejor trato, serian víctimas de cualquier atentado que V. hiciese cuando la suerte de las armas le favoreciese mas que á mí. Castillo de Alba 19 de noviembre de 1812. = José de Miranda



NÚMERO 4°

Señor comandante: He llegado con la última brigada de la división que mando, y he sabido que el comandante de caballería y el general de brigada Ansenah han escrito á V. para intimarle de entregar el castillo á las tropas imperiales: ignoro cuál era el contenido de las cartas de aquellos dos oficiales; pero vuestras respuestas me fueron entregadas: ellas me persuaden, señor comandante, que V. ignora el estado presente del ejército inglés y de sus aliados: ya no debe V. esperar mas auxilios: su retirada mas allá del Agueda con precipitación, y las pérdidas que ya recibieron, deben privar á V. de todas esperanzas. En este estado de cosas sin dudar sobre los modos de resistencia que tiene V. y los que tengo contra V. le suplico piense bien en el caso que se halla. Si V. toma á bien, señor comandante, de enviar á uno de vuestros oficiales, hablaremos sobre la posición respectiva de los dos ejércitos; ó si V. desea enviar á alguno á Salamanca para informarse positivamente del estado actual de las cosas, me ofrezco dar á V. señor comandante, todas las seguridades y escoltas que V. puede desear: le ruego á V. señor comandante, de recibir las vivas expresiones de mi estimación y perfecta consideración. = El general de división = Sarru = P. D. Un músico de nuestro ejército se me ha presentado, y me ha dicho que V. le dio libertad á él y á su hijo: me ha dicho además que muchos militares franceses caídos en vuestro poder, eran tan bien tratados como sus situaciones pueden permitir: le ofrezco por ello, señor comandante, todas las expresiones de mi agradecimiento. Alba de Tórmes 19 de noviembre de 1812.


Contestación. Señor general: Es constante haber recibido dos escritos del comandante de caballería y del general de brigada Ansenah; uno y otro me pedían el castillo; mas el segundo ignorando la entereza de mi carácter, indica en su última expresión de que tiemble si me niego á ello. Ahora recibo la favorecida de V. y desentendiéndome de cuanto impone la carrera militar, en el caso que me hallo sería seguir el estilo ordinario, valiéndome de un seco modo de contestar á su relato merecedor de la mas atenta expresión; y así paso á hacer las mas verdaderas reflexiones para convencer á V. de que por todos medios estoy en el caso de llenar el deber. ¿Cómo podré desentenderme de la educación militar adquirida en 19 años, y desde mi juventud siempre en ellos con alguna opinión, rindiendo un fuerte que es asequible á la mayor defensa, cuanto que siempre tendrá en dudas al sitiador, y mucho más conservando intacta una bizarra guarnición de oficiales y soldados? ¿Será posible, señor general, acceder yo á rendir el fuerte sin sufrir antes centenares de asaltos? No creo que V. me pida el fuerte por el estilo que indica, supuesto es inconexo al deber  que me compete llenar, y sí por el que á V. le impone su encargo, ni por interés de recompensar mi gratitud en lo benéfico que soy á la humanidad; pues solo la ejerzo cuando no es en detrimento de la conducta militar: tal ha sido dar libertad al músico, su hijo, un cantinero, y los heridos abandonados que coloqué sin dilación en el hospital. No dudo dejen de ser ciertas las noticias que me da del ejército de que dependo, aunque anoche las he recibido que no me anuncian concluida la dependencia, y por último, señor general, mi deber he de llenarlo sosteniendo el honor militar; repito á V. y aun le ruego el que me ataque cuando guste; y si V. tuviese mas suerte en sus armas que yo en las mías, con gusto sufriré la que me quepa. Lo único á que me resuelvo es á acceder conservemos treguas el término de ocho días; yo no adelantaré mis obras ni V. el que se facilite el puente, y concluidos éstos trataremos del particular. Me ofrezco con toda voluntad á las órdenes de V. reiterándole el afecto propio de su mas apasionado s. s. q. s. m. b. Castillo de Alba de Tórmes 19 de noviembre de 1812 á las siete y media de su noche. = José de Miranda.



NÚMERO 5º

Alba de Tórmes 19 de noviembre de 1812 á las nueve y media de la noche. = Señor comandante: El oficial que me envía V. me ha entregado la carta que me hizo V. el honor de mandarme, y supongo venia de vuestra parte porque responde á la que yo le mandé á V. mas por distracción sin duda se le olvidó firmarla. No tome V. á mal si no me extiendo mas sobre su contenido, y si me paro en decir á V. que las noticias que puede haber tenido ayer noche no destruyen lo que tuve el honor de decirle sobre el estado actual de vuestro ejército: yo le he propuesto á V. modos para convencerse: treinta y un años de vida militar me han enseñado también lo que un soldado debe á su honor; mas en las circunstancias que V. se encuentra, pienso ha hecho bastante por uno y otro. Al fin, señor comandante, dejaremos nuestras comunicaciones hasta que otras circunstancias nos las hagan volver á tomar. Os ruego de agradecer, señor comandante, las nuevas pruebas de mi consideración. El general de división = Sarru»




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