lunes, 23 de julio de 2012

La carga de Garcihernández

«Nunca he presenciado carga más bizarra que la que dio a la infantería enemiga la brigada de línea de la legión alemana del Rey,…»(Flores de Ávila, 24 de julio de 1812. Despacho cursado por lord Wellington al Secretario de Estado y del Departamento de la Guerra)
Abatidos y desmoralizados tras la derrota sufrida en los Arapiles, 35.000 franceses cruzan el Tormes a través del viejo puente de Alba y sus vados inmediatos. Es la noche del 22 de julio de 1812 y se encaminan a Peñaranda para, desde allí, dirigirse a Valladolid por Arévalo en un intento de ponerse a salvo al otro lado de la línea del Duero.

Amanecido el día 23, el grueso del ejército aliado inicia su persecución por Alba de Tormes mientras que las brigadas de caballería de los mayores-generales Anson y Bock vadean el río por Huerta y Encinas de Abajo e intentan cortarles la retirada, dando alcance a su retaguardia a la altura de la Serna, en las inmediaciones de la localidad de Garcihernández.

La zaga francesa, compuesta por varios regimientos de infantería, marcha protegida por una batería de artillería y fuerzas de caballería ligera que ante la ofensiva de los dragones británicos inician la huida. Abandonados a su suerte, las tropas de a pie intentan ganar una posición favorable y se esfuerzan por alcanzar los altos cercanos mientras que uno de sus batallones forma en cuadro en sus laderas y con sus descargas de fusilería rechaza las acometidas de la Legión Alemana del Rey. Finalmente, un caballo desbocado embiste violentamente sobre sus primeras líneas llevándose por delante todo cuanto se interpone en su camino y provocando una brecha por la que penetran los jinetes alemanes que causan innumerables bajas.

Las sucesivas cargas de la King's German Legion ponen fin, definitivamente, a la resistencia enemiga cuyos soldados, apenas media hora después de iniciados los combates, huyen despavoridos o deponen sus armas.

Rayaba el mediodía entre las riberas del Gamo y el Almar.
Sobre su tierra reseca quedan los cuerpos sin vida de 51 soldados alemanes.
Las bajas francesas, incluyendo prisioneros, se elevaron a 1.100.

Un siglo después de esta acción, durante la I Guerra Mundial, muchos de los soldados de la Legión Alemana del Rey llevaban inscritos en sus cascos la leyenda “Honor de batalla de Garcihernández”. Hoy, doscientos años después, solo algunos la recordamos.

  La batalla de García Hernández. (Adolf Northen -1863)

Fuentes documentales:

Documento obtenido en la Web "Viejas y nuevas historias de las Guerras Napoleónicas"

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