domingo, 11 de mayo de 2025
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Soneto al cuerpo incorrupto de Santa Teresa
ResponderEliminarEn húmeda clausura, blanca y pura,
reposa el cuerpo, lámpara encendida,
que al fuego de un amor sin despedida
venció la ley del tiempo y su amargura.
No hay carne que en la tumba así perdura
si Dios no la corona en nueva vida;
ni el polvo a tal reliquia es bienvenida,
pues guarda en sí celeste arquitectura.
Oh llama viva, oh sien de lo divino,
que aún late en hueso, sangre y en mirada
la huella del Amado peregrino.
Milagro fiel de gracia revelada:
la muerte en ti perdió su cruel destino,
y el cielo abrió su puerta consagrada.