sábado, 30 de septiembre de 2017

En recuerdo de Julián Moreiro

Nos acercamos hoy, coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, al legado de Julián Moreiro, y lo hacemos recuperando una de sus muchas colaboraciones en nuestros libros-programa de fiestas, concretamente la publicada en el de octubre de 1975, desde el que nos obsequiaba con una descripción de Alba –donde se le echa de menos y se le recuerda con cariño– cargada de poesía y musicalidad.

DIEZ SENSACIONES DE ALBA…
  • Guarda el Espolón en cada flor, la sonrisa primera de un albense siempre niño. Se ha hecho raíz, en cada árbol, el suspiro inasible de la esperanza de un viejo. El Espolón traduce, banco a banco, la disimulada caricia del amor quinceño.
  • Pasa el Tormes con su música de versos. En sus aguas lleva preso a un elegante paje del Gran Duque resuelto en endecasílabos.
  • La Campana de las Carmelitas, cuando tañe a media noche, es una antología en bronce de la mística castellana.
  • Mirad ese Alfarero amarrado a su torno, tiene un aire fantástico de flautista de Hamelin cuando se lleva de calle el sorprendente cortejo de las formas. Cualquier día, el alfarero sembrará de ninfas de barro la ribera olvidada del Tormes.
  • En la Alameda juegan partida de amores los amantes. Corta con su mano amiga la noche inmensa; reparte silencios la luna llena; sobre el tapete de las miradas tensas ha pintado, soberano, el as de besos
  • Aprende, poema del sentimiento: aprende la rima infinita de ese atardecer de invierno que se acurruca y desangra en la Plaza de las Madres.
  • Cuando Octubre esconde el sol, hace Dios una pirueta inefable sobre el horizonte, roto en imponente lujuria de colores.
  • Tiene la Plaza Mayor un poeta enamorado para cada estación: colorista Juan Ramón de primavera; cancioncilla amable de Federico en verano; Antonio de soledades para el otoño de seda; furtivo Gustavo-Adolfo de los suspiros que en invierno van al aire…
  • Sobre la piel de la Basílica, escribe una elegía de pie quebrado la niebla densa. Vosotros, a los que molestan esos muros paralizados: ¿acaso sabéis leerle la belleza?
  • Cada cosa en su sitio: el trabajo, apuntando al porvenir. (Tu porvenir, Alba, incertidumbre que sostiene a pulso la ilusión). Y el corazón, entre los hilos sonámbulos del paisaje (Tu paisaje, Alba, canción de cuna para dormir al silencio).

… Y UNA ESPERANZA:

En el perfil de Alba, hay un lugar que espera tu imagen,
Teresa. Solo nos faltas tú para terminar el verso.           .

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